Tras su revolución, Libia debe reconstruirse sobre las ruinas de su antigua dictadura, un desafio que pasa primero por la reconciliación y la puesta en marcha de nuevas instituciones.
El conflicto armado ha terminado pero aún queda mucho por hacer para asegurar la estabilidad de un país en el que la tensiones interregionales, las rivalidades tribales y la lucha por el poder se mantienen.