Tras haberlo hecho la Unión Europea, es el turno de la ONU de poner el dedo en la llaga de la política migratoria de Hungría.
ACNUR, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ha lanzado un grito de alarma. Ha pedido a los Estados miembros de la UE que los solicitantes de asilo no sean devueltos a Hungria. El mes pasado Budapest adoptó una ley que prevé la detención sistemática de todos los inmigrantes. Los refugiados son trasladados a campos rodeados por alambres de espino.
Según la organización internacional, la legislación empeora una situación ya de por si grave. Es el motivo por el que insta a la UE a que el Tratado de Dublin sea suspendido para Hungría. Este sistema establece que los solicitantes de asilo deben ser atendidos en el primer país comunitario al que llegan.
En cinco días, los turcos están llamados a las urnas para votar sobre una reforma constitucional. Los ciudadanos deben responder a la pregunta de si quieren o no reforzar el papel del presidente Recep Tayip Erdogan. La controvertida consulta ha dividido también a la comunidad turca de Bélgica.
Los líderes de los siete países del sur de la Unión Europea reunidos ayer en Madrid hicieron hincapié en la necesidad de la unidad y el compromiso con la integración europea. Durante la reunión también discutieron la situación en Siria juzgando como “comprensible” la operación estadounidense contra la base militar siria de Shayrat, tras el ataque químico del pasado martes en el noroeste del país.