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Polonia y Bulgaria podrían aguantar sin el gas ruso hasta el próximo invierno

Un trabajador bielorruso, de guardia, en una estación de compresión de gas del gasoducto Yamal-Europa cerca de Nesvizh, a unos 130 km al suroeste de Minsk, capital bielorrusa.
Un trabajador bielorruso, de guardia, en una estación de compresión de gas del gasoducto Yamal-Europa cerca de Nesvizh, a unos 130 km al suroeste de Minsk, capital bielorrusa. Derechos de autor AP Photo/Sergei Grits
Derechos de autor AP Photo/Sergei Grits
Por Alice Tidey & Euronews
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Si alguna vez hubo un momento ideal para que Rusia cortara el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, este probablemente era la primavera, ya que es poco factible que los consumidores sientan el impacto en sus hogares.

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Si alguna vez hubo un momento ideal para que Rusia cortara el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, este probablemente era la primavera, ya que es poco factible que los consumidores sientan el impacto en sus hogares. Entretanto, ya está en marcha la carrera por encontrar alternativas para la industria, y para la calefacción, antes de que vuelva el frío.

La decisión de Gazprom, con respecto a los dos Estados miembros de la Unión Europea, ha sido calificada de "chantaje" por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y de "contundente recordatorio" de que el bloque comunitario necesita "socios fiables para construir su independencia energética".

Además, Ursula von der Leyen ha tratado de restar importancia a las consecuencias, subrayando que los países vecinos han dado un paso adelante para suministrar gas a Polonia y Bulgaria.

Por su parte, las autoridades de ambas naciones han añadido una nota tranquilizadora, con el primer ministro de Bulgaria, Kiril Petkov, alabando la próxima finalización del Interconectador de gas Grecia-Bulgaria. Un proyecto que llevará, principalmente, gas de Azerbaiyán a tierras búlgaras.

Al mismo tiempo, la ministra polaca de Clima y Medioambiente, Anna Moskwa, subrayó que las reservas garantizan que "habrá gas en los hogares polacos".

Sin embargo, varios expertos han señalado a Euronews que, aunque el consumidor medio está protegido de la congelación del suministro de gas ruso hasta el invierno, el panorama es muy diferente para la industria.

El invierno polaco será 'difícil'

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el carbón suministró algo más del 40 % del mix energético de Polonia en 2020, seguido del petróleo (cerca del 30 %) y el gas natural (en torno al 18 %). El resto provendrá de los biocombustibles y los residuos, así como de otras fuentes de energías renovables, como la eólica y la solar.

Sin embargo, Polonia genera menos de la mitad de la energía que necesita (alrededor del 46 %), produciendo cerca del 80 % del carbón que consume. Pero, solamente produce, en torno al 20 % del gas y el 3 % del petróleo que precisa.

El resto se cubre con importaciones. Cerca de la mitad del gas y casi dos tercios del petróleo que importa Polonia proceden de Rusia, según el grupo de reflexión Forum Energii.

Estas cifras son elevadas, pero siguen siendo muy inferiores a las de hace unos años, cuando cerca del 80 % de las importaciones de gas de Polonia procedían de Rusia.

Cuando se produjo la decisión de Gazprom de congelar el suministro, Moskwa, ministra polaca de Clima y Medioambiente, declaró que el país se había estado preparando para un escenario así y que "gracias a las inversiones en infraestructuras, como el gasoducto Baltic Pipe o las conexiones con otros Estados miembros, el sistema de gas de Polonia es uno de los pocos de la Unión Europea que puede abandonar por completo los suministros procedentes de Rusia". Así, añadió que las reservas de gas están al 76 % de su capacidad.

La doctora Joanna Maćkowiak-Pandera, presidenta de Forum Energii, explicó a Euronews que "la decisión de Gazprom no afectará a la producción de electricidad" en Polonia.

"El mayor problema lo tendrá la industria, que es el mayor consumidor de gas en Polonia: el 42 %. Después, los hogares y el sector de la calefacción. El invierno, con respecto a la calefacción, será ciertamente difícil", subrayó.

El gasoducto del Báltico, que suministrará gas natural de Noruega a Polonia a través de Dinamarca, aún no se ha completado, tras sufrir algunos retrasos. Se espera que suministre 10 000 millones de metros cúbicos de gas al año a Polonia, aproximadamente la mitad del consumo total del país.

Está previsto que comience a funcionar el próximo 1 de octubre, momento en el que el frío debería haber llegado a buena parte del Viejo Continente, aunque lo haría con volúmenes menores, y que esté plenamente operativo a partir del 1 de enero de 2023.

Bulgaria necesita 'acuerdos de solidaridad'

El carbón es también la principal fuente de energía de Bulgaria, seguido de cerca por el petróleo y la energía nuclear. El gas natural solamente representa, entre el 10 % y el 15 % de su combinación energética. Mientras que el resto procede de los biocombustibles, la energía hidroeléctrica, la eólica y la solar.

Pero, al menos tres cuartas partes de las importaciones de gas del país comunitario, proceden actualmente de Rusia, y el gas es crucial para el "segmento de consumo industrial del mercado", indicó a Euronews Martin Vladimirov, director del Programa de Energía y Clima del Centro para el Estudio de la Democracia.

"Un tercio de la demanda búlgara de gas procede de la mayor refinería del sureste de Europa (también de propiedad rusa), las plantas de fertilizantes, las fábricas de vidrio y los productores petroquímicos. Sin un suministro alternativo de gas, estable y consistente, sería difícil para Bulgaria asegurar las necesidades de consumo de gas del sector industrial y no se puede descartar el racionamiento, así como los cortes de producción", dijo.

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Según Vladimirov, las reservas de gas de Bulgaria solamente están al 17 %, "lo que significa que, a su actual ritmo de extracción, de unos cuatro millones de metros cúbicos diarios, no podría cubrir totalmente la demanda de gas, a nivel nacional, durante más de dos o tres semanas".

Las autoridades del país apuestan ahora por el Interconectador de gas Grecia-Bulgaria. El gasoducto permitirá a los búlgaros conectarse al denominado Corredor Meridional del mar Caspio, una ruta de suministro de gas natural que atraviesa Turquía, Georgia y Azerbaiyán, hasta llegar a las terminales griegas e italianas.

Pero, de nuevo, al igual que en el caso de Polonia y el gasoducto del Báltico, es improbable que el Interconectador de gas Grecia-Bulgaria entre completamente en funcionamiento antes de que bajen las temperaturas.

"Es más factible que las obras terminen en septiembre y luego haya un proceso de certificación de tres meses", señaló Vladimirov.

Sin embargo, cuando el Interconectador funcione a pleno rendimiento, debería tener un "efecto transformador en la seguridad del suministro de gas a Bulgaria", al suministrar mil millones de metros cúbicos de gas al año, explicó Vladimirov.

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Sin embargo, es probable que "Bulgaria tenga que buscar alternativas adicionales, incluso firmando contratos de suministro de GNL (gas natural licuado) a largo plazo con actores alternativos como Estados Unidos, Catar o Argelia", añadió.

"Como medida inmediata, el Gobierno búlgaro debería firmar acuerdos de solidaridad con Grecia y Rumanía para la asignación de suministros de gas alternativos, ya que el suministro ruso al mercado del sudeste de Europa está disminuyendo", aconsejó.

La Unión Europea mira hacia Estados Unidos, Catar y Corea del Sur

Dos semanas después de que Moscú lanzara su ataque militar contra Ucrania, la Unión Europea se comprometió a reducir sus importaciones de gas ruso, en dos tercios, para finales de año.

A finales del mes pasado llegó a un acuerdo con Washington para que Estados Unidos aumentase sus entregas de gas natural licuado en 15 000 millones de metros cúbicos este año, para mitigar la pérdida de gas procedente de Rusia. Se espera que el país norteamericano suministre otros 50 000 millones de metros cúbicos de GNL hasta 2030.

Bruselas también se ha comprometido a acelerar la movilización de fondos para diversificar y promover las inversiones, incluso en energías renovables, así como también en terminales que puedan acoger entregas de GNL de países como Catar, Corea del Sur e Israel.

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Estas infraestructuras pueden reutilizarse, posteriormente, para el hidrógeno, que la Unión Europea ha convertido en un componente clave de su transición energética y su ambicioso plan de convertirse en el primer continente neutro en carbono, para 2050.

En un discurso ante los periodistas el miércoles 27 de abril, Ursula von der Leyen reiteró que el bloque está trabajando para "asegurar el suministro de gas alternativo de otros socios", señalando que la decisión de Gazprom es "un duro recordatorio de que necesitamos trabajar con socios fiables".

Según la Comisión Europea, la UE tiene potencial para importar otros 50 000 millones de metros cúbicos de GNL al año.

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