El pontífice culmina su visita a Filipinas con otro baño de multitudes, ayer, entre 6 y 7 millones de personas asistieron a la misa en Manila, pese a
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El pontífice culmina su visita a Filipinas con otro baño de multitudes, ayer, entre 6 y 7 millones de personas asistieron a la misa en Manila, pese a la lluvia.
Es la segunda visita de un papa en veinte años al país con mayor número de católicos de Asia y uno de los más castigados por los desastres naturales.
“Le agradezco a mi padre el haberme regalado esta cruz que el papa Francisco ha bendecido. Le envio un mensaje a mi padre que está trabajando en el extranjero para que mi familia pueda vivir”, cuenta Danielle Alejo.
“Es un santo, que digo, es más que un santo, ha traído la esperanza en estos momentos tan tristes en el mundo. Tiene mucho valor para nosotros, es algo que no se puede comprar”, comenta Gerard Roque.
Durante 5 días, el papa Francisco se ha reunido con multitud de asociaciones civiles y familias que sufren aún las consecuencias del tifón Haiyán que dejó más de 4.000 muertos en 2013.
El papa, al que los filipinos han apodado de forma cariñosa “Lolo Kiko” (Abuelo Kiko), fue despedido esta mañana con un baile en el que han participado cientos de niños.