Las decenas de miles de trabajadores palestinos que acuden diariamente a Israel desayunaron con la noticia. Una orden prohibiéndoles viajar en los
Las decenas de miles de trabajadores palestinos que acuden diariamente a Israel desayunaron con la noticia.
Una orden prohibiéndoles viajar en los mismos autobuses que los que utilizan los colonos israelíes. Pocas horas después de su entrada en vigor el primer ministro israelí revocaba el edicto.
“He escuchado algo en las noticias, no me ha pasado aunque, por supuesto, nos afecta de forma significativa. Mi padre me comentó que habría muchas retenciones de tráfico para volver del trabajo”, comentaba un trabajador palestino, Khaled Al-Shaikh.
La medida, con una vigencia temporal de tres meses, formaba parte de un plan piloto del Ministerio de Defensa.
La oposición y las organizaciones para los derechos civiles ponían el grito en el cielo.
“No hay justificación alguna para implantar una política de segregación en aras de la seguridad. Es la mera consecuencia de la presión de los colonos sobre el estamento militar. Hablamos de palestinos con permiso de trabajo que han demostrado que no suponen ninguna amenaza. Esto no es más que un paso para el apartheid en Cisjordania”, indicó la abogada Emily Schaeffer, de la organización pro derechos humanos, Yesh Din.
La confusión entre los miembros del nuevo Gobierno israelí era evidente pero fuentes del Ejecutivo han confirmado que Benjamín Netanyahu ha cortado el problema de raíz ante una medida que él mismo considera “inaceptable”.