La localidad de Saint-Priest, conmocionada por el atentado en la fábrica de gas

Yassine Salhi, de 35 años sospechoso de decapitar a su jefe y de herir a dos personas en una fábrica de gas de Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon, dejó en estado de shock a toda Francia, en especial la localidad de Saint-Priest, donde reside. Allí alcalde y vecinos hablan de un hombre tranquilo:
“Su familia aparentemente no tiene una mala reputación en el municipio, ni tampoco tiene problemas con la policía”, comentó el alcalde Gilles Gascon.
Un vecino de Saint-Priest afirmó que “es una persona muy amable que no molesta a nadie, trabaja para su familia, siempre ha sido un hombre discreto. Nunca hemos tenido problemas con él”.
Salhi, padre de tres hijos, fue objeto de un seguimiento especial entre 2006 y 2008 por su cercanía a movimientos radicales islámicos. Su mujer, su hermana y una tercera persona fueron detenidas.