Dáesh gana terreno en el Cáucaso

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Dáesh gana terreno en el Cáucaso. La organización yihadista suma simpatizantes en repúblicas como Daguestán, donde los movimientos separatistas aún

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Dáesh gana terreno en el Cáucaso.

La organización yihadista suma simpatizantes en repúblicas como Daguestán, donde los movimientos separatistas aún presentes están cada vez más contaminados por el extremismo religioso.

Tras dos décadas de guerra contra la insurgencia islámica sobre todo en Chechenia, Rusia intenta evitar que se agranden los vasos comunicantes entre Dáesh y los islamistas locales a base de operaciones antiterroristas a gran escala que buscan neutralizar a los militantes potenciales.

En la localidad daguestaní de Komsomolkoye, cerca de la frontera con Chechenia, las detenciones arbitrarias, los seguimientos indiscriminados y las llamadas intempestivas a quienes figuran en la “lista de wahabíes”,empujan a muchos jóvenes a sumarse a la yihad en Siria.

Es el caso de Rashid Magomedov, que tenía dos hijos. El año pasado lo detuvieron varias veces en operaciones antiterroristas y llegó a pasar dos meses en la cárcel hasta que harto de la persecución se fue a Siria para luchar en las filas de Dáesh. Su hermano trató de impedírselo en vano.

Abdulah Magomedov, hermano de Rashid:
“Le dije: ¿A donde vas, Rashid? ¿Por qué necesitas hacer esto? construye una casa, trabaja, yo te doy empleo. Pero me dijo: me voy porque aquí no me dejan vivir en paz. Me ire a Egipto para estudiar. Sabía que no le dejaría irse, y pensé que iba a intentarlo de todas formas. Incluso le pedí a nuestra madre que le quitara el pasaporte.”

Rashid se fue a Siria en febrero. En julio, comenzaron los rumores sobre su muerte, aunque no ha habido confirmación oficial. Su padre asegura que la policía fabricó pruebas en su contra para empujarle a salir de Daguestán.

Zaynudin Magomedov, padre de Rashid:
“Qué estupidez. Si tuviese armas en casa, cartuchos y granadas, ¿iba a guardarlas, debajo de la cama? Las pusieron ahí y dijeron: “hemos encontrado cartuchos y una granada.” Al final me salpicó a mí.”

En la mezquita de Kotrova se multiplican las críticas contra Rusia por su apoyo al presidente sirio, pero son críticas en voz baja y a escondidas. Aquí nadie se atreve a hablar ante los medios de la persecución policial contra los salafistas, una corriente muy popular entre los jóvenes musulmanes que ven a los religiosos sufíes como siervos del Gobierno y les acusan de tolerar o encubrir la corrupción oficial y el abuso policial.

Abusos que según Magomed Magomedov, redactor jefe del semanario Chernovik, conducen a la radicalización.:

“Estos grupos sociales, llamados normalmente salafistas o wahabíes, me refiero a los que no están escondiéndose en los bosques con armas en las manos, están sometidos a una presión constante por parte de las agencias encargadas de reforzar la ley.”

Según cifras rusas, actualmente hay entre 5.000 y 7.000 yihadistas procedentes del cáucaso combatiendo en Siria.

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