El pasado persigue como una sombra a Alexander Hellerman. Jefe de departamento en la central de Chernóbil, fue uno de los primeros en ver la
El pasado persigue como una sombra a Alexander Hellerman. Jefe de departamento en la central de Chernóbil, fue uno de los primeros en ver la explosión. A sus casi 80 años, asegura que recuerda como si fuera ayer lo ocurrido aquel fatídico 26 de abril de 1986:
- “Tenía una casa en Prípiat, así que lo vi todo con claridad. La estación ya estaba emitiendo brillo radiactivo. Cuando llegué, me acerqué al reactor número cuatro y vi como se derretía la pared, como se derretían las bombas de circulación. Informé al jefe de la estación de lo que estaba pasando y él a su vez informó a Moscú”.
- “Mientras íbamos en coche por el complejo todo estaba envuelto en un enorme resplandor rosado. Entonces el jefe de la estación me miró y pronunció cuatro palabras: ‘Eso es una prisión’. Todavía recuerdo esas palabras”.
Hellerman y otros responsables de la planta fueron despedidos y expulsados del partido comunista, aunque posteriormente fueron readmitidos. Él siempre criticó que se hubiera llevado a cabo el experimento que desencadenó el accidente:
- “No deberían haberlo llevado a cabo, lo sé. No había instrucciones sobre qué debía hacer el personal en este caso de emergencia o sobre qué hacer en otro caso. Sin embargo, otras plantas nucleares sí tenían esos documentos”