Es el segundo ataque reivindicado por Dáesh en menos de dos semanas en territorio francés.
Es el segundo ataque reivindicado por Dáesh en menos de dos semanas en territorio francés. El asesinato del sacerdote octogenario en Normandía, en el noroeste del país, ha vuelto a conmocionar a una población que no ha terminado de digerir el atentado de Niza.
“Os debo esta verdad: esta guerra será larga”, ha dicho el presidente francés, François Hollande. “Es nuestra democracia la que se es atacada, la diana… y será nuestro escudo. Es nuestra unidad la que nos hace fuertes, así que franceses, hombres y mujeres, formemos un bloque: así es como ganaremos la guerra contra el odio y el fanatismo”.
Ce qui est visé c'est notre démocratie, elle est la cible, elle sera notre bouclier. C'est notre unité qui fait notre force.
— François Hollande (@fhollande) 26 July 2016
Hollande izo hincapié en que su Gobierno aplicará “con la más extrema firmeza” todas las leyes antiterroristas aprobadas últimamente, pero en paralelo advirtió de que “restringir nuestras libertades, derogar las reglas constitucionales, no aportaría eficacia en la lucha contra el terrorismo y debilitaría la cohesión tan preciosa de nuestra nación”.
Es la primera vez que un sacerdote es asesinado en Francia por terroristas, aunque en los últimos años se han frustrado varios planes de ataques sobre templos cristianos.
El presidente francés habló con el papa Francisco para expresarle “el dolor del pueblo francés” por el asesinato del sacerdote y le aseguró que “se hará todo por proteger las iglesias y lugares de culto” en el país.