A dos días de unas elecciones cruciales, Holanda trabaja activamente en dos frentes: por una parte lidiar con la crisis diplomática abierta con Turquía, por otra evitar la victoria de la derecha xenóf
PUBLICIDADA dos días de unas elecciones cruciales, Holanda trabaja activamente en dos frentes: por una parte lidiar con la crisis diplomática abierta con Turquía, por otra evitar la victoria de la derecha xenófoba de Geert Wilders.
Según algunos sondeos, el Partido de la Libertad, islamófobo y opuesto a la Unión Europea, sería el más votado o el segundo más votado, después de los Liberales del actual Primer ministro. Mark Rutte llega a estos comicios con la tarjeta de visita de haber logrado la recuperación económica de su país y se presenta como la seguridad y estabilidad en Holanda.
Alexander Pechtold, líder de Democrats 66 o D66, es el hombre que según las encuestas podría atenuar el inclinación hacia la derecha del Parlamento. Los liberales progresistas están en plena progresión en los sondeos. Son europeístas y proinmigración.
El mismo esquema de Jesse Klaver. El escologista que se sitúa en las antípodas de Wilders, se dispara en las encuestas con un discurso más acorde a la tradición holandesa.
Una eventual victoria de la ultraderecha no significa que Wilders llegue a poder, ya que- como es tradición en la política holandesa- puede formarse una coalición de Gobierno sin él a 4 o 5 bandas.