Los grandes perdedores de la primera vuelta de las presidenciales han sido los partidos tradicionales: por primera vez en la historia de la Quinta República ninguno consiguió superar esta primera etap
PUBLICIDADLos grandes perdedores de la primera vuelta de las presidenciales han sido los partidos tradicionales: por primera vez en la historia de la Quinta República ninguno consiguió superar esta primera etapa de la carrera hacia el Elíseo.
En el campo de los conservadores, François Fillon aceptó la responsabilidad por la debacle electoral: “Asumo que esta derrota es mi derrota y soy el único que debe asumirla responsabilidad”.
La del líder de los republicanos es una caída desde muy alto; considerado favorito al principio de la campaña, los presuntos empleos ficticios de su mujer e hijos junto a su imputación por presunta malversación y apropiación indebida le han pasado factura en las urnas. Y en las filas de los Republicanos. Algunos de sus correligionarios, como Nadine Morano, le acusan de no haber dimitido cuando estallaron los escándalos.
La ejecutiva del partido se reúne este lunes para hablar de la futura estrategia de la formación de cara a las legislativas. En todo caso, tanto Fillon como otros pesos pesados conservadores han llamado a sus seguidores a votar por el centrista Emmanuel Macron para frenar el despegue de Marine Le Pen en la segunda vuelta
También ha reconocido su derrota el socialista Benoît Hamon, quien ha pedido el voto para Macron en detrimento de Marine Le Pen, a quien no ha dudado en llamar “enemiga de la República”.
Olivier Faure, líder del grupo socialista en el Parlamento francés: “Es claramente el final de algo, pero también marca un principio. Ahora es nuestra responsabilidad recrear una propuesta política que atraiga a muchos para encarnar de nuevo una esperanza para el pueblo francés”.
La derrota de Hamon llega tras su arrasadora victoria en las primarias, aunque partía lastrado por la falta de apoyos dentro de su propia formación. Además, parte de su electorado tradicional ha dado su apoyo al líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon. Otro factor de peso en su derrota es que parte de los votantes lo identifican con el impopular presidente socialista François Hollande. Y después de sus cinco años de gestión, consideran que los principales problemas del país (el desempleo, una economía vacilante y la amenaza terrorista) no han mejorado sustancialmente.