La empresa de construcción subcontratada por el Ayuntamiento de Kensington y Chelsea para reformar el bloque de propiedad municipal utilizó la opción más barata en lugar de la ignífuga que no propaga el fuego.
El incendio se extenduó rápidamente en la madrugada del miércoles. Calcinó el edificio, y provocó 30 muertos, aunque la policía espera hallar decenas de víctimas más.
El comandante de Policía de Londres Stuart Cundy, explicó: “El edificio en sí está en un estado de conservación que lo hace muy peligroso. Les va a llevar tiempo buscar a fondo a nuestros especialistas de la policía y del cuerpo de bomberos de Londres, para asegurarse de que localizan y recuperan a todos los que desgraciadamente murieron en el incendio. Entiendo por completo la necesidad de los que han perdido a sus seres queridos de que tan rápidamente como podamos, se lo confirmemos”.
En una visita no anunciada, la reina Isabel II y el duque de Cambridge se desplazaron hasta la zona afectada. La soberana y el príncipe Guillermo visitaron un centro polideportivo comunitario, habilitado para asistir a los afectados por el fuego.
La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, fue abucheada en la puerta del hospital al ir a visitar a las víctimas. Ha ordenado poner en marcha una investigación judicial, al margen de la policial, para establecer causas y responsabilidades en esta tragedia.
Los supervivientes del incendio y otros vecinos de la zona expresan su indignación porque durante años el ayuntamiento ignorara sus quejas lo que atribuyen a su situación de pobreza.