Son gigantes con pies de barro. Los elefantes de África central y occidental estarán condenados a desaparecer en los próximos cinco años si la humanidad no logra poner coto a la caza furtiva. Aunque existe una gran presión internacional para reforzar las leyes e incrementar la penas contra los furtivos, la situación del coloso de la sabana es alarmante: en 1970 había un millón de ejemplares en África, ahora apenas quedan 320.000. Unos cien ejemplares son abatidos todos los días para obtener el marfil de sus colmillos.
Tras reunirse en Ginebra, el Comité Permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres ha sido tajante en sus conclusiones: para salvar de la extinción a los elefantes hay que frenar en seco el comercio ilícito de marfil. Se estima que el tráfico ilegal de especies en peligro mueve 20.000 millones de dólares anuales.