Vuelve a ver el acto completo.
Con la crisis catalana como telón de fondo, y en un día especialmente crítico, el rey Felipe VI ha cumplido 50 años. Y lo ha celebrado con un acto cargado de simbolismo: imponiendo a su heredera, la princesa Leonor, el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, la máxima condecoración del reino, que el propio Felipe y su padre, el rey emérito Juan Carlos, también recibieron.
Se trata de marcar la continuidad de la dinastía y, según la Casa Real "institucionalizar la figura de la Princesa de Asturias como heredera de la Corona".
Solo el monarca ha hablado en el acto, pues a la princesa, de 12 años, celosamente protegida por sus padres de la presión pública, no han querido imponerle aún la responsabilidad de tener que pronunciar un discurso. A la ceremonia en el Palacio Real acudieron unas 80 personas, entre ellas representantes de las principales instituciones del Estado, así como 20 niños de toda España.
Desde la abdicación del rey Juan Carlos, en junio de 2014, Felipe VI ha batallado para renovar la imagen de la monarquía.
La ceremonia de este martes no ha quedado a la sombra del pleno de investidura del Parlamento de Cataluña, puesto que Roger Torrent ha decidido aplazarlo sine die.
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