El Parlamento portugués aprobó una propuesta de ley que pone coto a la dinámica de Airbnb y otras empresas de alquiler de pisos por días. A partir de ahora los pisos turísticos cerrarán si más de la mitad de los vecinos se quejan y no los quieren.
El Parlamento portugués aprobó una propuesta de ley que pone coto a la dinámica de Airbnb y otras empresas de alquiler de pisos por día.
A partir de ahora los pisos turísticos cerrarán si más de la mitad de los vecinos se quejan y no los quieren.
El gobierno portugués ha querido poner coto al aumento galopante de los precios de alquiler y la encarecimiento progresivo de barrios populares desbordados por el trajín de los pisos turísticos.
Los vecinos deberán acreditar que el ir y venir de los turistas "perturba" el uso normal de la propiedad y el "descanso" de quienes viven allí habitualmente.
Además, los propietarios de los apartamentos asignados a esta actividad serán "solidariamente responsables" de los daños causados por los huéspedes y tendrán que pagar una contribución adicional a la comunidad de vecinos de hasta el 30% del valor anual de el uso de las áreas comunes.