La asistencia del presidente ruso a la boda de la ministra de Exteriores de Austria ha suscitado muchas críticas. Tras disfrutar de la ceremonia ajeno a las críticas, Vladimir Putin puso rumbo a Alemania para reunirse con la canciller Angela Merkel.
La presencia de Vladimir Putin en la boda de la jefa de la diplomacia austríaca desata la polémica tanto dentro como fuera de Austria. La oposición considera que se ha puesto en entredicho la reputación de neutralidad política de Viena, que preside este semestre la Unión Europea y debe mediar en el conflicto del Este de Ucrania, un país que ha criticado la invitación de Putin al enlace.
Ajeno a las críticas, el presidente ruso fue fotografiado en Gamlitz bailando con la novia, Karin Kneissl. El festejo estuvo amenizado por un coro de diez Cosacos del Don que viajaron desde Rusia para la ocasión.
El Kremlin ha rechazado las críticas, defendiendo la asistencia de Putin a la boda. El líder ruso regaló a la pareja un cuadro, un antiguo utensilio para extraer aceite y una tetera tradicional rusa.