El presidente iraní ha tratado de defender su gestión ante el Parlamento, donde ha sido duramente criticado. El ambiente en el país es explosivo debido a la crisis desatada por las sanciones estadounidenses.
Hasan Rohaní no ha convencido en el Parlamento iraní.
El ambiente es explosivo en el país, tanto a nivel social como político, como consecuencia de una crisis económica que sigue agravándose al calor de las sanciones estadounidenses.
En ese contexto, el presidente iraní ha tratado de defender su gestión, culpando de todos los males al enemigo norteamericano.
"No permitiremos que un grupo de anti iraníes se reúna en la Casa Blanca para conspirar contra nosotros", aseguró ante los legisladores.
Pero la realidad es muy distinta. Los parlamentarios han expresado su insatisfación en cuatro de las cinco cuestiones que se debatían, lo que, según la legislación iraní, significa que será la justicia la que dirima al respecto.
La continuidad del moderado Rohaní pende, por tanto, de un hilo. El Parlamento, que tiene potestad para destituirle, ya ha echado a los ministros de Economía y de Trabajo. Se mantiene en el cargo porque conserva, por el momento, el apoyo del guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La economía iraní se hunde, mientras empresas internacionales salen del país
Las sanciones impuestas por Estados Unidos, tras la decisión de Trump de salir del acuerdo nuclear, están estrangulando a la economía iraní. Las grandes compañías internacionales están dejando el país, por miedo a represalias de Washington.
Mientras tanto, a nivel interno, la oposición conservadora acusa a Rohaní de haberse dejado acunar por occidente y haber dado alas a la corrupción.