Son muchos los lugares en Cataluña que lucen lazos amarillos. Símbolo con el que el sector independentista reclama la puesta en libertad de los políticos catalanes que hay en prisión. En las últimas semanas se ha abierto un debate sobre su uso en espacios públicos e instituciones.
Son muchos los lugares en Cataluña que lucen lazos amarillos. Símbolo con el que el sector independentista reclama la puesta en libertad de los políticos catalanes que hay en prisión.
En las últimas semanas se ha abierto un debate sobre su uso en espacios públicos e instituciones.
Es el caso del municipio de Vic, donde un altavoz del ayuntamiento dice "Recordemos que todavía hay gente en prisión y exiliados. No nos desviemos del objetivo: la independencia de Cataluña".
"Las instituciones pertenecen a las personas, los que están en el Ayuntamiento están ahí porque los votamos y están haciendo lo que queríamos", señala esta vecina del municipio.
Solo uno de los 21 concejales critica la iniciativa. Se trata de Arnau Martí, concejal de Tots per Vic: "Creemos que está mal, es propaganda, y hace apología de una opción política. Rompe la neutralidad que debe tener la institución. Una institución pública no puede estar al servicio de los secesionistas o los unionistas. Debe estar al servicio de todos”, señala Arnau.
El cruce de reproches entre quienes colocan esos símbolos y quienes los quitan ha hecho que aumente la tensión.
"Es la táctica que usan los españoles para desacreditar a nuestro mundo: violencia, violencia ... al final serán felices porque habrá violencia, pero por el momento solo proviene de aquellos que quitan los lazos, no de los que los ponen ", apunta Pere Burch, vecino de Sant Hipòlit de Voltregà.
Ambas partes continúan insistiendo en sus argumentos: de un lado señalan que lo razonable es quitar los lazos, el otro considera que se trata simplemente de un caso de libertad expresión. Posiciones encontradas con una solución, de momento, dificil de encontrar.