Mientras Donald Trump y los republicanos aplauden su confirmación, los demócratas y parte de la opinión pública muestran su rechazo.
La apuesta de Donald Trump ha salido ganadora.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, anunciaba la confirmación, por parte del Senado, del candidato de Trump a ocupar el puesto vacante en el Tribunal Supremo, el juez Brett Kavanaugh, con 50 votos a favor y cuarenta y 48 en contra. Un nombramiento que se ha llevado a cabo pese a las acusaciones, en las últimas semanas, de abusos sexuales hechas por tres supuestas víctimas de Kavanaugh.
El presidente estadounidense, Donald Trump, fue el primero en aplaudir la noticia.
Para otros partidarios del juez, se trata de algo más que de una victoria del propio Kavanaugh.
"Es un buen día para Estados Unidos y un día importante para el Senado. Defendemos la presunción de inocencia", declaraba Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado.
En el campo demócrata, el sentimiento es otro.
"Comparto la profunda angustia que millones de estadounidenses están experimentando hoy. Pero les digo, mis compatriotas estadounidenses, hay una respuesta: votar", señalaba Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado.
El nombramiento de Kavanaugh es vitalicio y la polémica que lo ha rodeado está lejos de terminar. En vísperas de las elecciones legislativas de medio mandato, los analistas están muy pendientes de ver si este nombramiento influirá en el voto de las mujeres.