Cientos de mujeres yazidíes han retomado su 'vida normal' tras dejar atrás varios años de cautiverio en los que permanecieron como esclavas sexuales del autodenominado Estado Islámico. Muchas de ellas han abandonado Al Baguz, último trozo de pseudocalifato del Dáesh
Han recuperado su libertad y quieren borrar cualquier huella de su infausto pasado. Cientos de mujeres yazidíeshan retomado su 'vida normal' tras dejar atrás varios años de cautiverio en los que permanecieron como esclavas sexuales del autodenominado Estado Islámico. Muchas de ellas han abandonado Al Baguz, último trozo de pseudocalifato del Dáesh. Lo primero que han hecho, tras volver a la 'normalidad' es quemar el velo islámico que les impusieron los yihadistas y que ha cubierto su cuerpo en los últimos tiempos; como es el caso de la joven Israa.
"Me decían que no podía salir a la calle, ni aparecer con hombres, sin el velo. Pero, cuando me dejaban en paz, me lo quitaba. Ahora, he llegado y me lo he quitado. Lo he quemado y he terminado con él, gracias a Dios. Ojalá pudiera traer a los milicianos del Dáesh y quemarlos también como he quemado la ropa", declara Israa.
Las yazidíes pertenecen a una minoría religiosa de ascendencia kurda. El autodenominado Estado islámico las considera "infieles" a las que puede esclavizar, violar y matar. El 'infierno' que aseguran haber vivido, parece estar próximo a su fin. Las Fuerzas de Siria Democrática, con el apoyo de la coalición internacional, libran la batalla final contra el Dáesh.