El retiro dorado portugués levanta ampollas en Europa. La exención fiscal de diez años para los jubilados extranjeros no gusta nada en países como Francia o Finlandia y también indigna a los pensionistas portugueses que se sienten discriminados
Portugal se ha convertido en un paraíso para los jubilados europeos, que vienen a vivir aquí atraídos por la calidad de vida, pero también por un atractivo régimen fiscal, que les permite estar exentos de impuestos durante toda una década. Esa exención levanta ampollas en países de la Unión Europea como Finlandia, Suecia o Francia, de donde proceden buena parte de los beneficiarios.
"Un ciudadano francés o un ciudadano finlandés no verán con los mismos ojos la aplicación de un régimen fiscal más favorable en Portugal, que si ese régimen fiscal favoreciera a su propio país o a regiones de su país que están más deprimidas económicamente. Creo que la controversia radica en ese punto", argumenta el asesor fiscal André Machado Vaz.
Esa exención fiscal tampoco gusta a los contribuyentes lusos y, en especial, a los jubilados, que se sienten discriminados.
"Consideramos que no es justa, ni equitativa, la atribución de esos beneficios a los jubilados extranjeros que vienen a vivir a Portugal -afirma Rolando Rodrigues de la asociación de pensionistas APRe- (...) porque se trata de una situación que perjudica a los jubilados portugueses. Además hay que tener en cuenta que la mayoría de esos extranjeros tienen jubilaciones relativamente generosas, en comparación con las que perciben nuestros pensionistas".
Una década de retiro dorado
De la exención se pueden beneficiar los jubilados de países que tienen convenios con Portugal para evitar la doble imposición. La fórmula es sencilla. Basta con comprar o alquilar una vivienda en Portugal y vivir allí la mayor parte del año para disfrutar del retiro dorado. Durante diez años esos extranjeros no pagan impuestos ni en Portugal ni en su país de origen sobre los ahorros y las jubilaciones que tienen en bancos lusos.
Se calcula que el año pasado unos 10.000 jubilados extranjeros se beneficiaron de la exención fiscal, un tercio de ellos, franceses. Finlandia ha denunciado el convenio que evita la doble imposición para evitar que sus jubilados puedan acogerse a ese privilegio.