Caras cansadas en el inicio de la segunda jornada de la cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebra en Bruselas. Los líderes comunitarios, que estuvieron discutiendo hasta altísimas horas de la madrugada, lo harán este viernes sobre temas sensibles...
PUBLICIDADCaras cansadas en el inicio de la segunda jornada de la cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebra en Bruselas. Los líderes comunitarios, que estuvieron discutiendo hasta altísimas horas de la madrugada, lo harán este viernes sobre temas sensibles, como el acuerdo acerca del presupuesto de la zona euro o la situación del Brexit.
Las conversaciones tienen como telón de fondo el estrepitoso fracaso que se vivió el jueves a la hora de consensuar el reparto de cargos al frente de las principales instituciones comunitarias. Ningún candidato suscitó el respaldo mayoritario de las fuerzas políticas, por lo que se convocó una nueva cumbre el próximo 30 de junio.
Están por decidir los sustitutos de Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea, de Donald Tusk como Presidente del Consejo Europeo, de Federica Mogherini como alto representante para la Política Exterior Comunitaria y de Mario Draghi en la presidencia del Banco Central Europeo.
El objetivo de los líderes europeos sigue siendo alcanzar el consenso antes del 2 de julio, el día en el que se celebrará la primera sesión del nuevo Parlamento Europeo, en la que los eurodiputados elegirán a su presidente.
En lo que concierne al presupuesto europeo, sobre la mesa está el acuerdo alcanzado hace unos días por los ministros de Economía y Finanzas con el objetivo de crear un presupuesto específico para la eurozona, aunque no se pactó de dónde saldrá el dinero. Estos fondos, cuyo montante final aún no se ha fijado, se utilizarán, fundamentalmente, para mejorar la competitividad y reducir las divergencias económicas entre los Estados.
El jueves también se habló del cambio climático y la UE, una vez más, fue incapaz de alcanzar la unanimidad. Varios países del Este europeo impidieron que el bloque se fijara como objetivo que la UE tuvieron una economía libre de emisiones de CO2 para el año 2050.