Los habitantes de Mati, en la región de Ática, esperan respuestas del Gobierno que nunca llegan.
PUBLICIDADUn año después de los trágicos incendios que asolaron la región de Ática Oriental, los griegos continúan atrapados en un caos burocrático del que no parecen llegar soluciones. La gran mayoría de las casas afectadas que deberían haber sido demolidas, siguen en pie. Las autoridades han entregado algunos permisos para llevar a cabo reparaciones, pero casi ningúno para construir las casas que necesitan levantarse nuevamente desde cero.
"Los vecinos están decepcionados porque un año después sus casas están en muy mal estado, tras un invierno muy complicado, con edificios afectados por la humedad. Como consecuencia, muchos de los hogares que solo necesitaban alguna reparación, ahora corren el riesgo de derrumbarse, lo que significa que acabarán siendo demolidos", dice el residente Petros Fragkos.
La inacción del Gobierno griego
La vivienda de Leonidas resultó muy afectada por lo que este año ha tenido que vivir en casas de amigos. Los meses posteriores al incendio fueron muy complicados sobre todo por las respuestas tardías de las autoridades.
"Llegamos a un punto en el que los ingenieros me decían que tal vez no serían capaces de venir y revisar la casa. Yo les propuse ir y traerles yo mismo para asegurarme de que hacían su trabajo. No sé de quién es la cupla, no sé si tienen los coches que necesitan...si tienen los ingenieros necesarios, si este es el protocolo a seguir o si se debería aplicar otro. No tengo la respuesta", cuenta Leonidas Argyropoulos.
El otro drama surge en la oficina del abogado de la acusación, que intenta ocultar la verdad y hacer justicia, que es precisamente lo que piden las familias de las víctimas. Muchas personas han presentado demandas, como Dimitris, que perdió a su madre en el fuego.
"Alguien tiene que pagar, sobre todo quienes son responsables. Entiendo que fue una tragedia, que las condiciones aquel día eran duras, nadie dice lo contrario, pero estoy seguro de que la gente que murió podía haberse salvado. Es muy triste. Este era un lugar muy verde. ¿Qué puedo decir? La verdad, no lo sé. Lo que quiero es poder construir otra casa para mi padre, que ya es muy mayor. No me importa si lo hago con el apoyo del Gobierno o no. Pero está claro que éste no está haciendo nada", añade Dimitris Siaperas.
Los incendios en Ática acabaron con la vida de 102 personas.
"Un año después de la tragedia, muchas personas dicen que el tiempo se congeló aquel 23 de julio de 2018. Lo que le piden al primer ministro en una carta abierta es que recupere el tiempo perdido en las labores de rehabilitación", informa Fay Doulgkeri.