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Clientelismo, sexismo y trata: por qué el caso de la joven asesinada sacude a Rumanía

Clientelismo, sexismo y trata: por qué el caso de la joven asesinada sacude a Rumanía
Derechos de autor Daniel Mihailescu-AFP
Derechos de autor Daniel Mihailescu-AFP
Por Lillo Montalto MonellaCristian Gherasim
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El caso va mucho más allá de la crónica negra y está relacionado, directa o indirectamente, con algunos de los principales problemas que aquejan a Rumanía: la percepción de arrogancia de las autoridades, el clientelismo, la corrupción, el sexismo e incluso el tráfico internacional de seres humanos

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El caso del presunto asesinato de una niña de 15 años está sacudiendo a Rumanía al máximo nivel: las protestas callejeras ya han provocado el cese de altos cargos policiales, el relevo de políticos locales y la dimisión de un Ministro del Interior en ejercicio durante menos de una semana.

Escribimos el "presunto" asesinato porque el cuerpo de Alexandra Macesanu aún no ha sido encontrado, a pesar de que un hombre, un mecánico de 65 años, Gheorghe Dinca, se autoinculpó en el asesinato de ésta y de otra chica que desapareció el pasado mes de abril, Luiza Melencu.

Las autoridades no habrían investigado a fondo este último episodio. En el de Alexandra, la conmoción internacional creció tras la publicación en Facebook de los tres hilos desesperados del tío de la adolescente atrapada por las autoridades. Al principio, los agentes la trataron con condescendencia y no le creyeron, a pesar de que entre lágrimas explicó que había sido secuestrada y violada, por lo que tardaron 19 horas en llamar a la puerta del sospechoso (después de algunos intentos fallidos).

"Los que respondieron a las llamadas de emergencia tenían un comportamiento desconcertante. No mostraron nada más que arrogancia, negligencia, desprecio y falta de respeto por mi sobrina. No están preparados, son incapaces y no están a la altura del papel que desempeñan", dice el tío de Alexandra, Alexandru Cumpanaşu, entrevistado por Euronews por teléfono.

Su sentimiento resume bien las razones de la ira popular que se acumula después de la confesión del presunto asesino. De hecho, el caso va mucho más allá de la crónica negra y está relacionado, directa o indirectamente, con algunos de los principales problemas que aquejan a Rumanía: la percepción de arrogancia por parte de las autoridades, el clientelismo, la corrupción, el sexismo e incluso el tráfico internacional de seres humanos.

Parece una vuelta al año 2015, cuando las protestas tras el incendio de la discoteca Colectiv, en la que perdieron la vida 64 personas, derrocaron al gobierno socialdemócrata de Víctor Ponta.

Clientelismo y falta de preparación: lo que el caso desvela sobre la policía rumana

El caso Caracal, que lleva el nombre de la ciudad del sur del país donde vivía Alexandra y donde fue secuestrada mientras hacía autostop, hizo que los jefes de la policía local y nacional, los jefes de los funcionarios de los gobiernos locales y los jefes del Servicio Especial de Telecomunicaciones (STS), a cargo de la centralita de emergencia, cayeran uno tras otro. Ocho agentes están siendo investigados por presunto incumplimiento y por la lentitud con la que se tramitó el caso: tardaron una hora desde que se recibió la llamada hasta que solicitaron localizar el lugar de donde ésta procedía.

Pero la dimisión que causó más impacto de todas fue la del ministro del Interior, Nicolae Moga, nombrado apenas seis días antes. "Sorprendente. Ni siquiera los manifestantes lo consideraron responsable. Hubiera sido mejor que hubiera tomado el toro por los cuernos y se hubiera ocupado del asunto porque tiene que ver con las malas políticas de contratación dentro de las fuerzas policiales", opina el periodista rumano Laurentiu Colintineanu.

En el pasado ha habido varios casos de corrupción en la policía; según George Jiglau, politólogo e investigador de la Universidad de Cluj, algunos altos funcionarios a nivel local son nombrados políticamente. "Existe la sensación de que su incompetencia y falta de vocación para servir al Estado también ha involucrado de alguna manera a los subordinados. Al igual que en el caso de Colectiv, estamos asistiendo a una acumulación de incompetencia y clientelismo con consecuencias dramáticas. Todas las instituciones todavía declaran haber seguido los procedimientos y haber realizado su trabajo; el problema, sin embargo, son las deficiencias del sistema y la mala calidad general a nivel legislativo".

Después del incendio del Colectiv se descubrió lo fácil que era adquirir una licencia para un club nocturno y lo superficiales e informales que habían sido las inspecciones llevadas a cabo por las autoridades. Al día siguiente, los rumanos salieron a las calles para pedir el fin de la corrupción endémica a todos los niveles. El Primer Ministro socialista dimitió en noviembre de 2015, pero el PSD volvió al poder en las elecciones de enero de 2017. Hoy, algunos de los eslóganes en las calles se preguntan si los rumanos no han aprendido nada de esa tragedia.

Al igual que en el caso de Colectiv, ha habido un efecto de avalancha a nivel social. Confluyen la desconfianza en las instituciones, el sentimiento de que tu vida no interesa a nadie, de que esto le puede pasar a tus hijos y que es mejor emigrar... En este clima, circulan muchas noticias falsas: es un clima fácil de explotar
George Jiglau
Investigador político de democracycenter.ro

Siguiendo el mismo guión de cuatro años antes, el Presidente rumano -con opiniones políticas opuestas a las del Primer Ministro, Viorica Dăncilă- utilizó lo que les sucedió a Alexandra y Luiza para atacar al gobierno, reforzando la narrativa de que las instituciones son corruptas y que el partido gobernante no hace más que alimentar la mala gestión de lo público.

Posibles vínculos con la trata de seres humanos

Una de las hipótesis aún no descartadas por los investigadores, que también están investigando esta rama, es que el mecánico Dinca forma parte de una red de traficantes de seres humanos. Si tomara este giro, el caso estaría relacionado con el antiguo problema de la trata de mujeres rumanas, esclavizadas para ser vendidas como prostitutas en los estados occidentales.

Un informe del Departamento de Estado de EE.UU. de 2019 indica que Rumanía "no cumple las normas mínimas para eliminar el problema de la trata de seres humanos, aunque esté haciendo esfuerzos en este sentido. Había una tendencia a la disminución de las víctimas de la trata hasta el año pasado, pero este año los observadores estadounidenses rebajaron la puntuación de Rumanía, denunciando "casos de corrupción endémica y presunta complicidad en la trata de seres humanos por parte de funcionarios del gobierno".

En el país la prostitución es ilegal, pero a menudo las mujeres secuestradas son trasladadas a Europa Occidental, a lugares como Alemania, Holanda, Bélgica. "Países donde intentan crear un ambiente seguro para las trabajadoras sexuales: pero la paradoja es que son traídas desde Europa del Este por la fuerza y obligadas a la esclavitud, en un ambiente completamente legal", analiza el reportero Colintineanu.

Sexismo y violencia de género

El caso de Alexandra y Luiza también dice mucho sobre el problema del sexismo en la sociedad rumana.

El domingo en Bucarest varios grupos feministas desfilaron para denunciar la cultura de la discriminación y la persecución de género en Rumanía. En los primeros tres meses de 2019, informa Colintineanu, la policía emitió 1.300 órdenes de protección de emergencia para las víctimas de la violencia machista. Más de 14 al día. El año pasado, la policía registró 35.600 casos de violencia de género en todo el país.

"En Rumania tenemos el gran problema de cómo tratar los casos de crímenes contra las mujeres", confirma Jiglau. "Esto explica en parte la actitud de la operadora de la centralita STS hacia Alexandra. La violencia doméstica también se trata muy mal: por eso la agenda feminista se está haciendo cada vez más popular en Rumanía".

La figura del tío de Alexandra

Alexandru Cumpanaşu y Alexandra Măceşanu, la sobrina presuntamente asesinada

El tío de Alexandra, jefe de una ONG, la Coalición Nacional para la modernización de Rumania, se ha nombrado portavoz de la familia. Cree que en el caso de su sobrina el público ha podido proporcionar más información que las propias autoridades y dice que ha decidido publicar transcripciones de llamadas telefónicas para presionar a la policía, contra la que ha presentado una denuncia. 

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"Nos sentimos humillados por el Estado rumano, pero hasta que no haya pruebas concluyentes de que mi sobrina está muerta, seguiré esperando que siga viva. La Dirección Rumana de Investigación de la Delincuencia Organizada y el Terrorismo aún no lo ha descartado. Este viernes se espera un primer informe del forense sobre los restos humanos encontrados en la casa de Dinca. 

Las fuentes consultadas cuentan que la ONG del tío, Cumpanaşu, muy activa en estos días en los medios de comunicación, tiene numerosas conexiones a nivel político, lo que, entre otras cosas, le habría permitido acceder a las grabaciones.

¿Qué efecto tiene el caso Caracal en la política rumana?

Según el profesor Jiglau, el eco político del caso Caracal será diferente al del Colectiv -también porque las protestas en las calles no alcanzan el mismo número que en 2015- pero seguirá trayendo cola hasta las elecciones presidenciales de otoño.

Se espera que el presidente Klaus Iohannis sea reelegido, probablemente en la segunda vuelta: "Volverá a utilizar este episodio en la campaña electoral", dice Jiglau. "En un momento dado, las grabaciones de las llamadas de Alexandra también aparecerán, es sólo cuestión de tiempo: probablemente después de las vacaciones, tan pronto como se acerquen las elecciones de noviembre".

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