Protección para los peces escondidos bajo el Ártico

En colaboración con The European Commission
Protección para los peces escondidos bajo el Ártico
Por Denis Loctier
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Un acuerdo internacional firmado el año pasado prohibió toda la pesca comercial en el Océano Ártico Central de forma preventiva, mucho antes de que la pesca pudiera comenzar por el derretimiento del hielo

Groenlandia se está calentando. Entre otras cosas, eso significa temporadas de pesca más largas. Entre los icebergs de Ilulissat, hay una fiebre del oro: Barcos de pesca, equipados con maquinaria moderna, levantan cientos de kilos de capturas cada día.

"Hay demasiada pesca por aquí, es tan rentable que todos los peces grandes han sido eliminados, ahora pescamos peces más pequeños", se lamenta Martin Jørgensen, un pescador de la zona.

Para estar más cerca de los compradores, los pescadores se trasladan de los pueblos costeros a las ciudades. La población de Oqaatsut, asentamiento inuit en la costa oeste de Groenlandia, es inferior a 30 personas. Los perros de trineo, tradicionalmente utilizados para la pesca y la caza en hielo, han quedado diezmados en muchas comunidades. El clima cálido hace que los botes sean más útiles que los perros.

Steen Gabrielsen, otro pescador de Oqaatsut solía usar más a menudo el trineo en temporada: "El trineo empezaba en octubre, pero ahora que no hay suficiente hielo, podemos usar botes todo el año".

A medida que el mar se calienta, nuevas especies de peces llegan a las costas de Groenlandia, como la caballa, el arenque, el atún rojo del Atlántico o el bacalao. Pero no todo son buenas noticias. Los pescadores dicen que su captura más rentable -el fletán- es cada vez más difícil de encontrar durante temporada más cálida del año.

Anque los pescadores como Niels Gundel, de Ilulissat, pueden ahora capturar otros peces, la migración del fletán les sigue afectando: "Al fletán le gusta el agua fría. A medida que los veranos se vuelven más cálidos y largos, se aleja, para quedarse donde hace más frío".

En el futuro, la disminución del hielo marino y los cambios en las poblaciones de peces pueden llevar a las flotas pesqueras comerciales a pescar en aguas internacionales desprotegidas alrededor del Polo Norte.

Los científicos hacen sonar la alarma: La pesca no regulada podría destruir el mal estudiado ecosistema del Océano Ártico Central, donde los peces pueden ser muy escasos y muy importantes para que otros animales sobrevivan.

Para evitar la amenaza inminente, la Unión Europea reunió a todas las partes involucradas en Ilulissat para prohibir toda la pesca comercial en alta mar en el Ártico durante al menos 16 años. Este histórico acuerdo internacional fue firmado por la UE, Canadá, China, Dinamarca - con respecto a Groenlandia y las Islas Feroe -, Islandia, Japón, la República de Corea, Noruega, Rusia y los Estados Unidos. Juntos, estos partidos representan el 75% del PIB mundial.

En virtud de este acuerdo jurídicamente vinculante, la zona del Ártico Central, aproximadamente del tamaño del Mar Mediterráneo, permanecerá fuera de los límites de las flotas pesqueras, al menos hasta que los científicos confirmen que se puede pescar allí de forma sostenible.

En la Universidad Ártica de Noruega en Tromsø, el profesor Tore Henriksen dirige el Centro Noruego para el Derecho del Mar: "Este acuerdo refleja el enfoque de precaución. Cuando se tiene poca o muy inadecuada información se debe actuar con cautela. Y sólo regular, y adaptar la regulación, de acuerdo a la información que tengas. Antes, empezabas a pescar y luego lo regulabas. Pero si llegamos a esa etapa, podría ser demasiado tarde".

El futuro de la prohibición dependerá de los resultados del consorcio científico dirigido por la profesora Pauline Snoeijs Leijonmalm, que dirige un equipo de investigadores europeos en la expedición MOSAiC - un año de trabajo silencioso sobre el hielo en el Polo Norte: "Normalmente, cuando el barco se mueve a través del hielo, no se obtienen buenos datos acústicos, porque el rompehielos hace demasiado ruido. Ahora tendremos un año entero de buena acústica, ¡y es un sueño!".

Además de utilizar un sonar, los investigadores apoyados por la UE grabarán vídeos con una cámara de aguas profundas, tomarán muestras de ADN ambiental a distintas profundidades y, por primera vez, capturarán algunos peces del Ártico Central, para comprender mejor toda la red alimentaria de la región polar.

"Podremos analizar su estómago, sus isótopos estables, sus ácidos grasos, nos hablará de la salud del pescado, y de dónde viene, porque el pescado migra, así que tendremos mucha información, sólo con tener un pez en nuestras manos", explica Leijonmalm.

Los descubrimientos de esta y futuras expediciones dirán si la pesca en el Océano Ártico Central puede realizarse de forma sostenible, o si este debe permanecer intacto durante las próximas décadas.

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