En el paso entre Austria y Hungría se concentran miles de conductores búlgaros y rumanos que intentan regresar a casa tras perder su trabajo a causa del coronavirus. Budapest ha habilitado para ellos un corredor humanitario por territorio húngaro.
Aunque el Gobierno húngaro cerró la frontera hace más de una semana, miles de conductores rumanos y búlgaros se concentran cada daí en la frontera entre Austria y Hungría.
Volver a casa tras perder el trabajo por la pandemia
Intentan pasar entre nueve de la noche y cinco de la madrugada y llegar a su país a través de un corredor humanitario. La mayoría han perdido sus trabajos en el oeste a causa de la pandemia.
"Yo voy de Alemania a Rumanía. La carretera está llena, como puede ver. Hemos salido esta mañana a las nueve y son las diez de la noche".
A pesar de que los camiones están autorizados a cruzar la frontera durante el día sin hora límite, las colas no son nunca inferiores a los quince kilómetros, unas seis horas de espera.
Filtros policiales para no salirse del camino asignado
"Por el momento, los conductores búlgaros y rumanos son controlados por nombre y matrícula", cuenta nuestro compañero Siposhegyi Zoltán. "Se les da una etiqueta para poner en el parabrisas. Así es como la policía puede controlarlos y filtrarlos, porque deben abandonar Hungría lo más pronto posible. También reciben un mapa. Si dejan la carretera asignada o no usan la gasolinera asignada, serán multados".
Examen médico a los conductores húngaros
Los conductores húngaros también son registrados y se les pregunta de dónde vienen. Si o tiene síntomas sospechosos o ha estado en los países más afectados por el coronavirus, puede ser obligado a permanecer dos semanas en cuarentena. Como le ha ocurrido a este camionero.
"El médico me ha examinado, me ha medido la temperatura y me ha preguntado si tengo algún síntoma, fiebre, tos, esas cosas. Me ha forzado a estar dos semanas en cuarentena. Tengo esta pegatina roja, que tengo que poner en la puerta de mi apartamento. Y no puedo salir de casa en catorce días".
Unas cincomil personas han recibido un adhesivo rojo que marca su obligación de recluirse en casa. La policía ha comprobado que al menos cien de ellos se han negado a hacerlo, por lo que han sido denunciados.