Quédate en tu jaima: Cómo viven la cuarentena los saharauis, un pueblo confinado de por sí

Sidi Ahmed Lyadasi
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Por Yaiza Martín-Fradejas
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Los refugiados saharauis, ‘atrapados’ desde hace 45 años en medio del desierto argelino, se enfrentan así a un nuevo aislamiento y temen que se registren casos ante la falta de medios.

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Ante el poder de invasión y expansión del nuevo coronavirus, ciudadanos de todo el planeta intentan protegerse, incluso en los lugares más recónditos. Los refugiados saharauis, ‘atrapados’ desde hace 45 años en medio del desierto argelino, se enfrentan así a un nuevo aislamiento y temen que se registren casos ante la falta de medios.

Los campamentos de refugiados saharauis, situados a pocos kilómetros de Tinduf, en el sur de Argelia, se han unido a la batalla mundial contra el Covid-19.

Desde el pasado 19 de marzo y por orden del Frente Polisario (movimiento de liberación al frente de la República Árabe Saharaui Democrática), las fronteras con Argelia y Mauritania están cerradas y se han limitado los desplazamientos entre las wilayas (asentamientos en los que se dividen los campamentos).

La XVI edición del Festival Internacional de Cine del Sáhara, cuyo fin es dar visibilidad al conflicto mediante el séptimo arte, ha sido aplazado y también se han cancelado eventos, y el programa ‘Vacaciones en Paz’, gracias al cual centenares de niños pasan su verano en España.

Mientras millones de personas adoptan el lema #Quédateencasa, los saharauis aplican su #Quédateentujaima. Sus rituales, como el del té, se siguen manteniendo aunque extremando las precauciones: los vasos se lavan más a menudo, las mano también, pese a que el agua sea un bien escaso.

Los saharauis son conscientes de que el respeto de las consignas, la tranquilidad y la responsabilidad son fundamentales ante la gran amenaza que supondría la aparición de casos positivos en un lugar con infraestructuras tan rudimentarias.

Abdala Banani Saaid, médico saharaui, denuncia que el personal sanitario tiene muy pocos equipos de protección: apenas 600 pares de guantes y 2.000 mascarillas para una población de entre 180.000 y 200.000 personas.

Funcionario en el Hospital Universitario de Pamplona, ha tenido que quedarse en los campamentos tras el cierre de fronteras. “Todos los médicos que trabajamos fuera estamos ayudando, pero ahora mismo ningún centro de salud está realmente preparado. Incluso el hospital nacional no tiene equipos respiratorios”, alerta Abdala.

Fotografía cedida por Abdala Banani Saaid.
Hospital de la Wilaya de Dajla (Campamentos Reugiados Saharauis).Fotografía cedida por Abdala Banani Saaid.

Por el momento no se han registrado contagios por el nuevo coronavirus en los campamentos de refugiados saharauis. Los dos sospechosos detectados en los últimos días finalmente dieron negativo, lo que supuso un alivio para la población. 

“Esperemos que no nos toque ningún caso, porque aquí, de verdad que no tenemos nada…”, teme Abdala.

Fotografía cedida por Abdala Banani Saaid.
Hospital de la Wilaya de Dajla (Campamentos Reugiados Saharauis).Fotografía cedida por Abdala Banani Saaid.

Confinados durante más de cuatro décadas

Los refugiados saharauis conocen bien en qué consiste un aislamiento con el mundo exterior, ya que ellos llevan confinados 45 años: desterrados del Sáhara Occidental (antigua colonia española) tras la ocupación marroquí del territorio, muchos de ellos se vieron obligados a huir al desierto argelino, donde construyeron uno de los campamentos de refugiados más grandes y antiguos del mundo.

Escasez de agua y alimentos, altas temperaturas… Ante una crisis sanitaria y económica como la provocada por el nuevo coronavirus, la gestión de los escasos recursos es aún más complicada.

El precio de los pocos productos que se pueden adquirir allí ha aumentado y eso afecta a las familias más vulnerables. A esto se añade el miedo a ver aún más reducida la ayuda humanitaria, que ya ha venido sufriendo recortes durante los últimos años.

El pueblo saharaui dice temer que con la pandemia se note aún más el fuerte abandono de las organizaciones internacionales al que han estado sometidos durante tanto tiempo, según critican. Pero pese a todo, aseguran intentar sacar fuerzas refugiándose en una de sus mejores aliadas: la religión.

“Somos conscientes de que nuestros medios son humildes. Nuestra capacidad para hacer frente a este virus es limitada, pero nuestra esperanza está en Dios…Somos un pueblo luchador, que ha salido de cosas más difíciles, así que seguramente sabremos salir de esta con la misma fuerza”, cuenta a Euronews Salima, un joven saharaui.

Familias saharauis nuevamente separadas

Del otro lado del conocido como ‘Muro de la Vergüenza’ (barrera construida por el Ejército marroquí que separa el Sáhara Occidental 'ocupado' de los ‘territorios liberados’), miles de saharauis se adaptan, como el resto de ciudadanos marroquíes, a las medidas de prevención decretadas por el Reino de Marruecos, país donde se han registrado 1346 casos y 96 muertes (a fecha 9 de abril,12 CET).

La noche del 20 de marzo Rabat promulgó el ‘estado de emergencia sanitaria’ y restringió la circulación de personas. En Dajla, ciudad costera de los llamados ‘territorios ocupados’, los colonos marroquíes entraron en pánico ante la amenaza del Covid-19. Cinco días después y pese a la prohibición, más de 1.200 marroquíes salieron de la ciudad.

Fotografía cedida por Équipe Média
Un policía marroquí patrulla las calles de El Aaiún, la ciudad más importante del Sáhara Occidental.Fotografía cedida por Équipe Média

La parte saharaui, sin embargo, se ha mostrado dispuesta a aceptar el confinamiento en las ciudades del Sáhara ocupado, pese a que muchos de ellos tienen su familia y su ganado en el desierto, cumpliendo con su tradición de pueblo beduino. A la cuarentena obligada hay que añadir el aumento de controles policiales en la zona, que dificultan aún más el tránsito de los saharauis.

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Además, según explicó a Euronews Sidi Ahmed Lyadasi, presidente de la ONG Adala UK, “a muchos ciudadanos saharauis que se encontraban fuera se les impidió unirse a sus familias en los ‘territorios ocupados’. Las autoridades marroquíes no han facilitado ningún medio de transporte ni han abierto la frontera aérea de manera excepcional, como sí han hecho la mayoría de países” - concluye.

“Las diferencias entre marroquíes y saharauis podrían acentuarse”

Según explicó a Euronews Mohamed Mayara, coordinador de Équipe Média (portal de información independiente), “hay una total desconfianza hacia el régimen marroquí”. A diario, los saharauis que viven en esta zona, bajo dominio marroquí desde 1975, denuncian la discriminación que sufren en sus carnes en forma de cortes de agua corriente, vigilancia telefónica e incluso persecuciones, detenciones ilegales y torturas.

El conflicto del Sáhara Occidental es una de las heridas abiertas de la colonización de África. Cuando España se retiró de este territorio en 1975, Marruecos y Mauritania se lo repartieron, aunque el segundo abandonó el territorio cuatro años después. Entonces comenzó la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario y el flujo de refugiados saharauis a campamentos en Tinduf, Argelia.

En una crisis sanitaria de este calibre, “las diferencias entre marroquíes y saharauis podrían acentuarse”, teme Mohamed Mayara. “Es el caso de un joven saharaui, Hammadi El Kaihel, empleado en una sociedad marroquí de la ciudad de Esmara, quien ha denunciado un episodio de discriminación racial”, cuenta a Euronews Mayara. “Cuando la empresa publicó la lista de los beneficiarios de ayudas por la crisis del coronavirus, su nombre no estaba incluido”, explica.

Fotografía cedida por Équipe Média
Fotografía de una calle de El Aaiún, la ciudad más importante del Sáhara Occidental.Fotografía cedida por Équipe Média

El coordinador de Équipe Média considera que los llamados ‘separatistas’ (es decir, los independentistas saharauis) y los activistas de Derechos Humanos “tampoco pueden acceder a los servicios sanitarios ya que Marruecos considera que no tienen derecho mientras continúen criticando al régimen”, añade.

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En este sentido, hay que recordar que según la base de datos mundial Numbeo, Marruecos ocupa el puesto 89 en un ranking de 93 países que evalúa la calidad del sistema de salud.

En caso de agravarse la situación en el Sáhara Occidental por la crisis mundial del nuevo coronavirus, es evidente que la profunda brecha existente entre saharauis y marroquíes se acentuaría aún más.

Mientras tanto, el pueblo saharaui, ya sea en los campamentos de refugiados o en los ‘territorios ocupados’, lucha con todas sus armas en esta batalla mundial cuya derrota supondría para esta población tan castigada una nueva catástrofe.

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