Una iglesia vacía en la localidad venezolana de San Cristobal, en el estado de Táchira. Sin fieles pero llena de afectos, de devoción y de intención. El párroco Joel Escalante ha recogido uno a uno el nombre de los fieles y los ha escrito en papeles que ha colocado cuidadosamente en cada banco hasta llenar la Iglesia de ausentes.
Unos altavoces en la fachada y además lo escuchan los domingos desee casa. Nunca un sacerdote solo estuvo tan acompañado.