Un brote de coronavirus altera la calma veraniega en San Wolfgang, en Alta Austria. Más de 50 personas, la mayoría empleados de hoteles y restaurantes, han dado positivo en los test de COVID-19 y aún están pendientes los resultados de otras cuatrocientas pruebas...
Un brote de coronavirus altera la calma veraniega en San Wolfgang, en Alta Austria. Más de 50 personas, la mayoría empleados de hoteles y restaurantes, han dado positivo en los test de COVID-19, y aún están pendientes los resultados de otras 400 pruebas. Vecinos y visitantes se lo toman con resignación, la mayoría sin renunciar a seguir de vacaciones:
"Me dije que algo así podía pasar, puede suceder en cualquier lugar, pero creo que no pasará nada si todos respetamos las reglas sanitarias". afirmaba una vecina de la localidad.
"Seguiremos las medidas de seguridad, mantendremos la distancia social. Estamos en el campamento, no iremos donde haya multitudes", añadía una turista.
Algunos turistas se han marchado nada más conocer que había un brote en la ciudad. Quien la abandone debe dar sus datos personales para que pueda ser rastreado. El alcalde de San Wolfgang alaba la responsabilidad de los establecimientos de ocio:
"Actualmente tenemos dos clubes nocturnos en la ciudad y los dos han decidido cerrar voluntariamente".
Las autoridades afirman que no hay planes para cerrar todos los establecimientos de ocio. En los meses de estío, esta localidad de menos de tres mil habitantes vive, fundamentalmente, del turismo.