Atenas ratificará su acuerdo de fronteras marítimas con Egipto, que Ankara considera ilegal.
Alemania trata de calmar las aguas en el Mediterráneo Oriental. El ministro de Asuntos Exteriores Heiko Maas visitará este martes Atenas y Ankara en un intento de mediar en lo posible en la tensa relación que mantienen en estos momentos los gobiernos turco y griego a cuenta de las fronteras marítimas.
Y es que este mismo miércoles, el Parlamento griego tiene intención de ratificar el acuerdo alcanzado recientemente con Egipto con el que quedan definidas para ambos países sus zonas marítimas, y a pesar de que desde Ankara insistan que dicho acuerdo no tiene validez alguna. En 2019, Turquía llegaba con Libia a su paticular acuerdo sobre fronteras marítimas. Ambos acuerdos son incompatibles.
Por lo pronto, Turquía ya ha anunciado su intención de permanecer con su barco de exploración Oruc Reis, al menos hasta el próximo día 27, en aguas situadas entre la isla griega de Creta y Chipre. El Mediterráneo oriental es ahora mismo un complicado puzzle que cada uno construye a su manera.
Crece la tensión
La Unión Europea sigue mostrándose del lado de Grecia y Chipre, acusando a Turquía de estar ignorando por completo el derecho internacional y amenazando con tomar acciones, según confirmaba el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. En caso de que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan se mantenga en su actitud agresiva, todas las opciones, dice Schinas, están sobre la mesa.
Por si esto fuera poco, la decisión de Francia de apoyar a Grecia y Chipre con el envío a la zona de dos aviones Rafale y dos buques eleva aún más la tensión.
Con todo, Turquía no parece dispuesta a abandonar su sueño de 'la patria azul', ideada por el contralmirante Cem Gurdeniz y cuyo objetivo no es otro que abarcar el mayor espacio marítimo posible. En el fondo de toda la cuestión, claro, los hidrocarburos.