Los más radicales se jactan incluso al compartir fotografías en las redes sociales saltándose las reglas y sin obligatoria la mascarilla.
El movimiento antimascarillas prolifera por Europa. El rechazo al tapabocas incluye un diverso abanico de militantes de los más moderados a los más recalcitrantes. Los hay que niegan la existencia de la pandemia, otros defienden la libertad individual y denuncian una "dictadura sanitaria". Los más radicales se jactan incluso al compartir fotografías en las redes sociales saltándose las reglas y sin la obligatoria mascarilla.
"El objetivo de uso de la mascarilla es evitar la propagación del virus, al limitar el contacto con la respiración de las personas y eso es algo que se ha levado a cabo en entornos médicos durante muchos, muchos años. Se evita así que alguien que se ha contagiado respire encima de otras p ersonas y sobre otras superficies. Su eficacia es indiscutible en los entornos médicos, y en particular en el contexto de la tuberculosis y de otras enfermedades infecciosas", aclara Simon Kolstoe, profesor de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido.
Aun siendo un opinión minoritaria, los militantes antimascarilla ganan adeptos. Unos son libertarios y antivacunas, otros alimentan teorías conspirativas. Llaman bozal al tapabocas e incluso temen que se le pueda incorporar un microchip permitiendo el control de la población...