Debido a la actitud de algunos ciudadanos, hoy día, este artículo se han convertido en una verdadera amenaza para el medio ambiente. Una joven empresa francesa se dedica a reciclar buena parte de las mascarillas desechables.
Segunda vida para las mascarillas. Debido a la actitud de algunos ciudadanos, hoy día, este artículo se han convertido en una verdadera amenaza para el medio ambiente. Una joven empresa francesa se dedica a reciclar buena parte de las mascarillas desechables. Los artículos pasan la correspondiente cuarentena, se cortan, se trituran y se desinfectan con luz ultravioleta. Luego, se mezclan con un material que hará de aglutinante y permitirá diseñar objetos útiles hechos de plástico ecológico.
"Producimos equipos de protección para resguardarse del patógeno. Hacemos viseras en las que todavía se puede apreciar la pequeña fibra de las mascarillas utilizadas. Hemos colocado unas sujeciones para evitar que caigan sobre las orejas. Hemos hecho incluso manillas para colocar en las puertas", declara un empleado de la compañía Plaxtil.
El reciclaje supone una verdadera oportunidad para esta empresa emergente.
"Nos dijimos: no es posible. No se trata solamente de una fatalidad el hecho de que las mascarillas puedan terminar esparcidas por la naturaleza o quemadas. Podemos reciclarlas. Podemos hacer algo con este material y podemos revalorizar todo eso", afirma Olivier Civil, cofundador de la compañía Plaxtil.
Como ha ocurrido con sus vecinos europeos, Francia también ha aumentado, considerablemente, su capacidad de producción de mascarillas. Muchas de ellas terminan tiradas en la calle, en las playas o en los cursos fluviales. Algunos las tiran. A otros personas, se les caen de los bolsillos. Un problema ambiental que incita a dar prioridad al uso de mascarillas de tela que se pueden lavar.