El COVID-19 no trata a todo el fútbol por igual: las ligas semiprofesionales y amateur en jaque

Entrenamiento del equipo amateur Pasaia
Entrenamiento del equipo amateur Pasaia Derechos de autor Fernando Mahía Vilas
Por Fernando Mahía Vilas
Compartir esta noticiaComentarios
Compartir esta noticiaClose Button

Mantener la ligas de fútbol profesional a pesar de la pandemia tiene un alto coste. Para los equipos pequeños y amateur la situación es muy complicada.

PUBLICIDAD

No llevó mucho tiempo ver que el mantra de las primeras semanas de convivencia con el COVID-19, aquello de que este virus afectaba a todos por igual, tenía poco de cierto. Y en un efecto espejo con el mundo que lo rodea, algo así ha ocurrido en el fútbol, donde han bastado unos meses para ver cómo la pandemia no solo no ha cerrado las brechas entre clases, sino que las ha ensanchado.

Hoy, en los terrenos de juego, la diferencia entre las etiquetas de profesional y semiprofesional se ha vuelto más decisiva que nunca. Tras el súbito parón de marzo de 2020, la forma en la que cada una de las realidades del fútbol ha vuelto al trabajo habla por sí sola.

Las dos categorías que cuentan con la consideración de profesionales —la Primera y la Segunda División masculinas— han aterrizado en la nueva normalidad sin excesivos problemas, retomando incluso la temporada pasada e iniciando ésta según lo establecido, más allá de la carga de pruebas semanales y algunos contratiempos cuando se detectan positivos.

Para el resto, sin embargo, la vida con el COVID-19 se ha tornado en algo menos predecible.

El fútbol femenino espera en el banquillo hasta el 18 de octubre

Semiprofesional y amateur se han convertido para esta temporada 2020-2021 en sinónimos de quién sabe. Semiprofesionales son, al menos hasta el año que viene, las dos máximas categorías del fútbol femenino español: la Liga Iberdrola y la Liga Reto. Y en Vitoria-Gasteiz, las jugadoras del Alavés Gloriosas llevan en pretemporada desde el 29 de julio, esperando a ver cuándo empieza su competición, la Liga Reto, en la que son unas de las candidatas a conseguir el ascenso.

El inicio de las dos ligas femeninas estaba programado, en un principio, para el último fin de semana de septiembre. Y dado que llevaban sin competir desde marzo del 2020, el Alavés había diseñado una preparación un poco más larga de lo normal de cara a esta nueva temporada. “Luego”, dice Dafne Triviño, responsable de la estructura femenina del club alavés, “se dio la casualidad o la situación que se retrasó todo el inicio, y entramos en una pretemporada excesivamente larga”.

Alavés Gloriosas
Dafne Triviño, coordinadora del Alavés femeninoAlavés Gloriosas

El contexto que vivieron el Alavés Gloriosas y el resto de equipos de su categoría, sin un plan o calendario fijo al que agarrarse hasta mediados de septiembre, provocó críticas desde diferentes estamentos del fútbol femenino.

Finalmente, se pospuso el inicio de la Liga Reto hasta el fin de semana del 18 de octubre. “Sin tener que compararnos con nadie”, explica Dafne, “estuvimos un poco a la deriva en el sentido de cuándo empezamos, de si se ha cancelado, de si hay nueva fecha, etcétera”.

“Es cierto que hasta hace unas semanas sí había mucha incertidumbre sobre cómo se iba a llevar el tema, si íbamos a empezar la liga, cuándo y en qué condiciones; la verdad fue un poco locura”, comenta desde Donostia Lucía Rodríguez, jugadora de la Real Sociedad, equipo de la Liga Iberdrola y vigente campeón de la Copa de la Reina. “Cuando se paralizó la temporada pasada yo lo vi bien, porque al final lo importante era cuidar de la salud de todos; pero sí que es cierto que se podía haber planificado un poquito mejor el inicio de esta liga”, explica.

Y pese a todo, tanto Dafne como Lucía coinciden en que ambas forman parte de estructuras potentes, en las que todas las jugadoras cuentan con contratos profesionales y donde el músculo económico de los clubes permite llevar a cabo todos los protocolos sanitarios necesarios. Y, por ende, afrontar la competición con mayor seguridad. Algo que no pueden decir en clubes más humildes.

Un alto precio para el fútbol amateur, una dedicación total casi sin ingresos

Porque quizás, la peor parte de esta nueva normalidad futbolística se la estén llevando equipos amateurs como es el caso del Pasaia K.E., equipo guipuzcoano recién ascendido a la Tercera División. En su campo, el Jesús Mari Zamora de Rentería, a los encargados del club no les queda otra que irse adaptando como pueden a las circunstancias de esta temporada.

Sin ir más lejos, el pasado 1 de octubre les tocaba vigilar que sus jugadores entrasen al vestuario que les correspondía antes de entrenar, pues se habían encargado de repartirlos por números para que pudiesen mantener la distancia de seguridad. Justo antes, los futbolistas pasaitarras habían recogido en el pasillo la ropa de entrenamiento, que ahora el club se encarga de lavar.

Fernando Mahía Vilas
En el Pasaia se organizan como pueden para la desinfección de la ropaFernando Mahía Vilas

“Hasta los calzoncillos les tenemos que llevar a la lavandería”, dice el delegado del Pasaia, señalando una mesa en medio del pasillo la que la ropa interior luce como en un mercadillo. Y Koki, coordinador del club, comenta: “Si nuestro presupuesto ya era pequeño, sin duda el más bajo de la categoría, ahora se ha ido rebajando por un cúmulo de circunstancias: entra menos dinero para el fútbol base, hay menos socios y menos público, no podemos hacer comidas benéficas para el club… al final, se nos ha ido un 20% del presupuesto este año”. “Y muchas de los protocolos que nos pide la federación”, añade el delegado, “no podemos ni costearlos”.

Además, en este terreno del deporte donde se exige una dedicación casi profesional a cambio de poca o ninguna recompensa económica, la llegada del COVID-19 ha añadido un nuevo ingrediente a la ecuación: lo que están poniendo en riesgo jugadores, cuerpo técnico y miembros de los clubes al participar en una competición.

Fernando Mahía Vilas
Entrenamiento del AñorgaFernando Mahía Vilas

“Claro, yo es que al final no cobro por esto y tengo un trabajo, igual que muchas jugadoras; y a la segunda vez que me tenga que confinar porque haya un caso en el club, no creo que les haga mucha gracia en mi empresa”, comenta Javi Solchaga, entrenador del Añorga KKE de la Primera Nacional femenina. Uno de los clubs más laureados del fútbol femenino de Euskadi y ahora luchando por ascender a la Liga Reto, nadie vive del fútbol en el Añorga. Y pese a todo, una nueva liga comienza el 18 de octubre.

“Va a ser una temporada muy rara, por ahora vamos a jugar y ya veremos”, comenta Javi. Y él, como todos, critica la incertidumbre en la que vive ese otro fútbol, que una vez más funciona como espejo del mundo: mientras la vida de un 1% se ha puesto nuevamente en el carril, el resto lo busca a ciegas. “No sabemos qué va a pasar si se suspende un partido, o varios; parece que se ha creado un protocolo para la Primera y la Segunda División masculina y, para el resto, ya se irá viendo”, comenta.

Parece ser que, en el fútbol, el COVID-19 tampoco nos iguala a todos.

Compartir esta noticiaComentarios

Noticias relacionadas

El placer de volver a gritar en un estadio, los hinchas vuelven a presenciar los partidos de fútbol

"El jefecito" se retira del fútbol a sus 36 años

Reino Unido: Los clubes de las divisiones inferiores piden urgentemente ayuda para no desaparecer