Las minas antipersona provocaron el año pasado la muerte de 2.170 personas y heridas a otras 3.300, la mayoría civiles. Las islas Malvinas quedan libres de minas, 40 años después del fin de la guerra entre el Reino Unido y Argentina.
Las minas antipersona provocaron el año pasado la muerte de 2.170 personas y heridas a otras 3.300, en su mayoría civiles.
Pese a que el tratado sobre su prohibición ha sido ratificado por 164 países, estos artefactos explosivos siguen siendo utilizados en todo el mundo.
Además, las restricciones por el coronavirus han provocado la paralización de algunos de los proyectos de desminado de zonas en conflicto.
"Creemos que se puede cumplir (este objetivo) en los países en los que el conflicto ha terminado. Sabemos la cantidad de terreno que se tiene que desminar, sabemos que costará unos 1.000 millones de dólares (unos 845 millones de euros), que es el doble de los fondos disponibles para completar esos países. Sin embargo, en lugares como Siria, con el conflicto en curso, tenemos que seguir adaptándonos, reevaluando constantemente los niveles de contaminación", ha explicado a Euronews, Camille Wallen, directora de Estrategia de The Halo Trust, una oenegé dedicada al desminado humanitario.
A pesar de la situación que detalla el último informe de la Campaña Internacional contra las minas antipersona, las islas Malvinas han quedado libres de minas, 40 años después del fin de la guerra que enfrentó a Argentina y al Reino Unido.
Un programa financiado por el Gobierno británico ha permitido el desminado total de este territorio, que sus habitantes celebrarán este fin de semana.