Tres décadas después del final de su frabricación, el amor por este coche de la República Democrática alemana es mayor de lo que ha sido en mucho tiempo y las matriculaciones no dejan de aumentar
PUBLICIDADHace 30 años que el último Trabant dejó de producirse. Entonces dos empleados se despedían del vehículo con una pancarta en la que se leía "os quiero a todos". Tres décadas después, el amor por este clásico de la República Democrática alemana es mayor de lo que ha sido en mucho tiempo, y las matriculaciones no dejan de aumentar.
"Ahora los entusiastas vienen, se hacen cargo del coche y lo restauran. Hoy en día se están matriculando más Trabants de los que se dan de baja. Probablemente haya 38.000 matriculados de nuevo en este momento", explica Thomas Stebich, director del August Horch Museum.
Exactamente 38.137 de estos vehículos están autorizados a ciircular según la Autoridad Federal del Transporte por Carretera. En 2015, solo había menos de 33.000. Otro modelo, el Wartburg, todo un símbolo de estatos de la RDA fuera de producción desde 1991, vuelve a ser popular. Los dos tienen ahora el estatus de coche clásico. La mayoría de los Trabant circulan por carreteras del este de Alemania, pero no solo, según Wolfgang Kießling, de la asociación Intertrab, que trabaja para preservar el “Trabi” como bien cultural: "Incluso hemos ampliado los derechos de licencia a Estados Unidos y a todos los que empezaron hace muchos años a suministrar piezas de Trabant, o a las tiendas online, se les dijo hace 20 años que nunca iba a funcionar, pero ahora están en racha".
A medida que aumenta la demanda y la edad, también lo hacen los precios: En la RDA, un Trabi nuevo con un periodo de espera costaba unos 10.000 marcos, mientras que hoy en día los aficionados suelen tener que invertir al menos unos cuantos miles de euros.