Estados Unidos aplaude las sanciones anunciadas desde Bruselas y anuncia su intención de aplicar las suyas propias a Bielorrusia.
La contundente respuesta de la Unión Europea en forma de sanciones al polémico aterrizaje forzado y a la posterior detención de Román Protasevich mantiene de momento en vilo a los expertos en diplomacia internacional. Y es que, si bien consideran que las sanciones se ajustan a la gravedad de lo sucedido, también opinan que está por ver que realmente estas se lleven a cabo.
Bill Browder, responsable de la campaña Global Magnitsky Justice, lo explica de manera sencilla: "En una situación como ésta, la clave está en los detalles. El anuncio de la Unión Europea, en principio, es exactamente lo que debería hacerse. Debería haber sanciones punitivas contra las personas que apoyan al régimen de Lukashenko, y estoy completamente de acuerdo con ello.Pero por lo que sabemos de la elaboración de políticas de la Unión Europea, se requiere que los 27 miembros se pongan de acuerdo en cada nombre, en cada persona que vaya a ser sancionada. Y ahí es donde surgen los problemas", aclara Browder.
Estados Unidos se une a las condenas
La detención de Protasevich se ha encontrado también con la condena de Estados Unidos, que aplaude las medidas tomadas desde Bruselas y estudia igualmente sanciones contra Bielorrusia.
A través de un comunicado, el presidente **Joe Biden **condenaba "en los términos más enérgicos tanto el desvío del avión como el posterior traslado y arresto de Protasevich". Biden tildó a su vez este incidente de "ataque vergonzoso" tanto contra la disidencia política como contra la libertad de prensa, a la vez que exigió la puesta en libertad tanto del detenido como de otros cientos de presos políticos "injustamente encarcelados".
Desde el presunto fraude electoral del pasado mes de agosto en este país, Washington se ha mostrado abiertamente a favor del movimiento opositor al régimen de Lukashenko, al que de hecho ya ha impuesto numerosas sanciones.