Una nueva vida para Doel

Graffiti in the Belgian ghost city of Doel
Graffiti in the Belgian ghost city of Doel Derechos de autor Meabh McMahon/Euronews
Por Méabh Mc Mahon
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El pueblo de Doel, en Bélgica, busca un nuevo futuro tras 20 años a la espera de su demolición.

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Hace años era un activo pueblo de Flandes Oriental, en Bélgica, y tenía unos 1000 habitantes. Hoy, Doel, situado junto a una central nuclear, es el hogar de menos de dos docenas de personas. Entre ellos Kevin y su hijo Rover de 3 años. Nacido y criado en la región, Kevin lleva años luchando por la supervivencia del pueblo y ha rehabilitado varias casas en todo este tiempo. "__Cuando tenía 18 años, decidieron deshacerse de Doel, así que nos enteramos de que teníamos que irnos. Y además, tuvimos que irnos, así que mis padres vendieron su casa. Y esa fue la primera vez que me di cuenta de que algo especial estaba sucediendo aquí", explica Kevin. 

Ese "algo especial" a lo que se refiere Kevin fue la decisión del gobierno flamenco de demoler a Doel. Fue en los años 90 y el plan era ampliar el puerto de Amberes para conseguir más espacio para que atracaran los barcos. Pero 21 años después, Doel se siente abandonado porque los planes del gobierno no paran de cambiar y los lugareños siguen oponiéndose.

Mientras tanto, los turistas visitan lo que ahora se ha convertido en un museo de arte callejero al aire libre. Un lugar especial que también ha sido objeto de vandalismo, saqueos, raves o juergas. La policía ahora patrulla el área para acabar con estos problemas

Ahora los políticos estan submergidos en un nuevo plan para salvar al pueblo que ellos mismos decidieron destruir. El nuevo objetivo es mantener la ciudad y ampliar el puerto. "Soy responsable desde hace un par de meses de algunas negociaciones con organizaciones ambientales. Y las negociaciones estan siendo, por ahora, muy exitosas, creo, y tengo muchas esperanzas de que acaben bien con un buen cierre. Creo que con suerte llegará a su fin un pésimo conflicto que se ha extendido veinte años. Espero cerrarlo a finales de este año", asegura el ministro de Presupuesto de Flandes, Matthias Diependaele. 

Será una solución, pero con todos los problemas que el pueblo ha tenido que encarar nunca será un final feliz.

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