Un reciente informe señala abusos y tratos degradantes en la frontera de Serbia con Hungría o Rumanía, además de la denegación del acceso a los procedimientos de asilo.
Una alambrada trás un campo de girasoles asoma en la frontera entre Serbia y Hungría, con sus focos, cámaras de seguridad y altavoces despuntando en el tranquilo paisaje.
Fronteras que son una especie de limbo para muchos migrantes
No lejos de allí, las casas de una aldea abandonada cerca de Majdan, sirven de hogar improvisado a decenas de migrantes y refugiados que intentan cruzar la frontera con los estados vecinos de la Unión Europea, ya sea Rumanía o Hungría. Fronteras sobre las que existe una estrecha vigilancia nada fácil de burlar...
"Cada vez que la policía de Rumanía me devuelve a Serbia, regreso a esta casa, lavo mi ropa, me preparo la comida, y vuelvo a intentarlo cuando se presenta la ocasión", explica Aadam Ahmed, migrante somalí.
"Tenemos miedo a vivir en Somalia. La vida en Europa es buena, es mucho mejor. He intentado pasar la fronteras unas 15 veces para llegar a Rumanía o a Hungría. Y seguiré probando suerte", asegura Abdifitah Ahmed, otro joven somalí.
El riesgo de caer en las redes de los traficantes de personas
Un reciente informe señala abusos y tratos degradantes en la zona, además de la denegación del acceso a los procedimientos de asilo. Informe que denuncia cientos de violaciones de derechos humanos y que detalla cómo los migrantes, al no poder cruzar por su cuenta, caen en las redes de los traficantes de personas. a través de las fronteras...