La primera ministra saliente, Erna Solberg, aceptaba la derrota. Su partido ha sido el gran perdedor, retrocediendo casi cinco puntos porcentuales.
Los laboristas noruegos celebran su rotunda victoria. Tras ocho años de Gobierno conservador, el centroizquierda recupera el poder.
Con el 93% de los votos escrutados, el Partido Laborista y sus dos aliados _ la Izquierda Socialista y el Partido Euroescéptico del Centro _ lograrían 100 de los 169 escaños, frente a los 68 de la coalición conservadora.
"Noruega ha dejado claro que el pueblo noruego quiere una sociedad más justa. Muchas gracias a todos los que han contribuido a esto y han votado por el cambio", decía Jonas Gahr Støre, líder del Partido Laborista y futuro primer ministro.
La primera ministra saliente, Erna Solberg, aceptaba la derrota. Su partido ha sido el gran perdedor, retrocediendo casi cinco puntos porcentuales.
Durante su mandato de ocho años, ha expandido la exploración petrolera y ha reducido los impuestos. El Partido Laborista hizo campaña para llevar a Noruega en la dirección opuesta.
Entre sus promesas: el apoyo a las nuevas industrias ecológicas, como la energía eólica, el llamado hidrógeno azul y la captura y almacenamiento bajo el océano de dióxido de carbono.