La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU acaba sin un consenso sobre cómo afrontar los sucesivos lanzamientos de misiles de Corea del Norte.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el viernes para tratar el último lanzamiento de un misil balístico por parte de Corea del Norte la semana pasada.
Pyongyang había realizado la prueba de misiles de mayor alcance de los últimos cuatro años. Mientras que Estados Unidos, junto con Albania, Brasil, Reino Unido, Francia, Irlanda, Japón, Noruega y los Emiratos Árabes Unidos, condenaron el lanzamiento.
Linda Thomas-Greenfield, representante de Estados Unidos en las Naciones Unidas, ha destacado: "Nos preocupa la situación humanitaria que se vive allí. Hemos trabajado para proporcionar apoyo humanitario de todas las formas posibles. Pero gastar millones de dólares en pruebas militares cuando su gente se está muriendo de hambre creo que indica que este país no se preocupa por su propio pueblo."
Desde China por el contrario pedían algún gesto con Corea del Norte. Zhang Jun, representante de China ante las Naciones Unidas, ha indicado: "Si quieren ver algún nuevo avance, deberían mostrar más honestidad y flexibilidad".
El régimen de Kim Jong-un llevó a cabo en enero una serie de pruebas armamentísticas sin precedentes, al tiempo que insinuaba que podría reanudar las pruebas nucleares y de largo alcance.
La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, aseguró que su país sigue dispuesto a reunirse con las autoridades norcoreanas "sin condiciones previas" y lamentó que hasta ahora hayan rechazado las conversaciones.
Preguntada por los periodistas, Thomas-Greenfield no descartó la posibilidad de que eventualmente el presidente estadounidense, Joe Biden, pueda reunirse con Kim, pero dejó claro que ese día no está cerca.
"Si las condiciones se dan, seguro que lo consideraríamos, pero ahora mismo estamos en una situación en la que no hemos podido traer (a los norcoreanos) a la mesa diplomática para ningún tipo de discusión", apuntó.
La embajadora estadounidense compareció ante los medios después de la reunión de hoy para leer una declaración conjunta firmada junto a otros miembros del Consejo de Seguridad en la que condenaron el último ensayo norcoreano y pidieron al resto de países que apoyen un mensaje oficial al respecto, que hasta ahora no se ha producido por falta de consenso.
"El precio del silencio del Consejo es demasiado alto", señalaron EE.UU. y sus aliados, apuntando que ello sólo contribuirá a envalentonar a Pionyang y a hacer que continúe con sus ensayos, que violan las resoluciones de la ONU.
Mientras, el embajador chino había defendido antes de la cita que su país sólo apoyaría una declaración del Consejo de Seguridad si era algo que pudiese contribuir a rebajar la tensión.
China y Rusia, que han evitado apoyar las condenas de Washington y otras capitales a los ensayos norcoreanos, han tratado de impulsar en los últimos meses una resolución en la ONU que ofrezca a Kim un alivio de las sanciones internacionales a cambio de suspender las pruebas de armamento.
La iniciativa, que no ha prosperado, fue hoy muy criticada por Thomas-Greenfield, que preguntada por los periodistas aseguró que una medida de ese tipo sólo serviría para "premiar" al Gobierno norcoreano "por su mal comportamiento".