Un mes después de la invasión rusa los datos de la ONU sobre el movimiento de civiles ucranianos son tan desoladores como inconclusos. Se espera que las cifras sigan en aumento.
Un goteo constante de personas abandona estos días Irpín, la ciudad más conflictiva de la periferia noroeste de Kiev, después de que los intensos combates hayan hecho imposible su permanencia aquí.
Y es que la importancia estratégica de Irpín para el intento de Vladímir Putin de rodear Kiev, ha hecho que esta quede devastada por algunos de los combates más intensos de la guerra.
Entre los pasajeros del último autobús viaja la pequeña Daria, el día de su cuarto cumpleaños. Nadie hubiera imaginado que celebraría esta fecha tan especial convertida en una refugiada y subida a un autobús que la llevará muy lejos de su hogar. Este, de hecho, ya no existe, como nos cuenta Susanna, su madre.
"Cayó una bomba en nuestra casa", cuenta la madre de 29 años de edad. "Las ventanas y las puertas saltaron por los aires y decidimos irnos. Teníamos unas velas y un tarta de cumpleaños preparadas, pero tuvimos que dejarlo todo allí".
Yaroslava, de 58 años de edad, se marcha por su parte con los cinco perros de su familia. "Para nosotros son como niños", nos confiesa al hablar de ellos. "Son muy amigables, muy juguetones, pero tienen miedo de las explosiones y de los disparos. No podía dejarlos atrás".
Según datos de la ONU, 10 millones de personas han abandonado ya sus hogares en Ucrania, y más de tres millones y medio han tenido que huir a paises vecinos. Una cifra que muy probablemente siga aumentando, pues mes después de la trágica decisión de Putin no parece que la guerra vaya a terminar a corto plazo.