Por Gabriel Stargardter
SAO JOAO DE MERITI, Brasil, 14 abr - En el patio de un grupo de jóvenes evangélicos en los difíciles suburbios de Río de Janeiro, Vitoria Rodrigues, de 18 años, abrió su computador portátil una tarde reciente entre semana y comenzó a registrar a los jóvenes votantes para las próximas elecciones de Brasil.
Rodrigues, una idealista entusiasta y una oradora impresionante, forma parte de un ejército de voluntarios en todo Brasil que, en pocas semanas, ha registrado a cientos de miles de votantes por primera vez.
Su campaña a nivel nacional apunta a la apatía de los votantes jóvenes -y es posible que ayude a impulsar una ventaja menguante del expresidente de izquierda Luiz Inacio Lula da Silva en su intento por desbancar al presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro en las elecciones de octubre.
"A nadie le gusta Bolsonaro", dijo Evelyn Santana, de 17 años, poco después de registrar sus datos con la ayuda de Rodrigues. "Entre mis amigos, la mayoría va a votar por (Lula). Quieren que Bolsonaro se vaya".
Las encuestas muestran que la tendencia se mantiene a nivel nacional. Más de la mitad de los jóvenes de entre 15 y 24 años prefieren a Lula, según un sondeo de la encuestadora Datafolha, mientras que menos del 25% de ese grupo de edad apoya a Bolsonaro.
Sin embargo, el voto de los jóvenes ha perdido parte de su fuerza en las últimas décadas, ya que la profunda recesión económica y el virulento debate público han hecho que muchos jóvenes brasileños se desentiendan de las elecciones.
El voto es obligatorio para los adultos brasileños, pero los que tienen 16 o 17 años el día de las elecciones tienen la opción de votar si se registran antes de la fecha límite del 4 de mayo.
En 2012, había casi 2,5 millones de jóvenes de 16 y 17 años registrados para votar, según datos del tribunal electoral federal de Brasil. A finales de 2021, sin embargo, sólo había 630.165 votantes menores de 18 años registrados.
Para frenar esa caída, voluntarios como Rodrigues se han desplegado por todo Brasil para inscribir a los votantes primerizos.
La campaña, impulsada con el apoyo de celebridades como la cantante de pop Anitta y el actor de Hollywood Mark Ruffalo, ha sido un éxito. Casi 450.000 jóvenes de entre 15 y 18 años se inscribieron para votar en marzo, lo que supone un aumento de más del 25% con respecto a febrero, según el tribunal electoral federal.
"Realmente creo que el voto de los jóvenes será súper decisivo", dijo Rodrigues. "Tenemos el poder de cambiar el destino de las elecciones".
Lucas de Aragao, socio y analista político de Arko Advice, se mostró escéptico de que los votantes más jóvenes de Brasil puedan definir las elecciones, ya que representan una porción muy pequeña del electorado. Pero es probable que su importancia aumente, debido a que las encuestas muestran que la ventaja de Lula sobre Bolsonaro se está reduciendo.
"En una elección reñida, cada voto cuenta", dijo.
LULA CONTRA LA APATÍA
Las entrevistas con las 18 personas que Rodrigues inscribió para votar una tarde en Sao Joao de Meriti, una ciudad en las afueras de Río, mostraron una fuerte ventaja para Lula.
Muchos estaban totalmente en contra de Bolsonaro, un conservador incansable que atrae a un electorado más viejo, más rico y más blanco que el que se encuentra en las favelas más pobres y negras de Brasil.
Algunos se enfadaron por el enfoque de no intervención del presidente en la pandemia del coronavirus, mientras que otros lo culparon por el fuerte aumento de la inflación que afecta a los presupuestos de sus familias.
Lula sigue siendo una figura controvertida en Brasil, donde muchos todavía se sienten intimidados por los escándalos de corrupción que salpicaron a su Partido de los Trabajadores, incluidos los cargos de soborno que le llevaron a la cárcel antes de ser anulados el año pasado.
Pero en las zonas urbanas pobres de Brasil, donde abundan la violencia de las pandillas, las infraestructuras de mala calidad y la política local corrupta, muchos pasan por alto el accidentado pasado de Lula y prefieren centrarse en sus programas sociales que sacaron a millones de personas de la pobreza.
La nostalgia de las generaciones mayores por los tiempos de bonanza de los años de Lula ha sobrevivido a los escándalos de corrupción. Como resultado, algunos votantes más jóvenes ven ahora a Lula, que se presentó por primera vez a la presidencia en 1989, como un símbolo de renovación política.
"No recuerdo el gobierno de Lula, pero me dijeron que era bueno", dijo Santana, citando su paquete de bienestar "Bolsa Familia", que ayudó a mantener a millones de familias.
Pero el apoyo a Lula no es universal.
Tiffany Tainara de Oliveira, una esteticista a tiempo parcial que sueña con ser dentista, dijo que sus amigos y familiares planeaban votar por Bolsonaro. La joven de 18 años comentó que las políticas sociales progresistas de Lula, que incluyen el apoyo a las comunidades LGBTQ, así como la legalización del aborto, lo hicieron popular entre los votantes más jóvenes.
Pero agregó que la apatía de los votantes, más que el apoyo a Lula, era la característica política que define a su generación.
"Los jóvenes de hoy están muy perdidos", dijo. "No tienen ninguna idea sobre el futuro del país".