Canadá y Dinamarca firman la paz en la guerra del whisky. Los dos países se disputan desde hace medio siglo una pequeña isla en el Ártico. Ahora han decidido dividirla creando la primera frontera terrestre entre Canadá y Europa
Canadá y Dinamarca han puesto fin a la llamada guerra del whisky. Una guerra incruenta, que ambos países disputaban a golpe de banderas y botellas de licor desde hace medio siglo. El objeto de la lucha: una isla diminuta y deshabitada en el Ártico conocida como isla de Hans.
Los dos países han llegado a un acuerdo para dividir la isla, creando la primera frontera terrestre entre Canadá y Europa. El acuerdo de paz ha sido firmado por los ministros de Exteriores.
Pero no engañen. El control de esta ínfimo territorio, situado en la costa noroeste de Groenlandia, no es una cuestión baladí, teniendo en cuenta el pulso por el control de los recursos del Ártico entre los países ribereños. El acuerdo sirve además de mensaje a Rusia, de que las diferencias se pueden solucionar de forma dialogada.
Daneses y canadienses han visitado la roca en helicóptero durante las últimas décadas para reclamarla, lo que ha dado lugar a protestas diplomáticas, campañas en Internet e incluso un llamamiento canadiense a boicotear los pasteles daneses.
Durante esas visitas, los ministros plantaban sus respectivas banderas y dejaban en la isla, a modo de reivindicación, botellas de whisky o de aguardiente, acompañados de bromas. Este miércoles el whisky ha servido para brindar por la paz.