Alemania reclama a Polonia más celeridad en las investigaciones para poder dar con una causa que mantiene en vilo a las zonas alemanas y polacas que limitan con el río Óder.
El extenso rastro de peces muertos en el río Óder, que nace en Polonia pero que marca la frontera con Alemania, ya ha llegado al mar Báltico. Centenares de voluntarios trabajan para recoger los cadáveres en distintos puntos para evitar que la propagación del presunto envenenamiento llegue a otros animales. Desde la vecina Alemania reclaman a Polonia más velocidad en las investigaciones para evitar que el exterminio vaya a más.
Dietmar Woidke, presidente del estado federado alemán de Brandeburgo, durante una rueda de prensa en la orilla del río Oder ha destacado: "Por supuesto, es de vital importancia que sepamos exactamente lo que ha ocurrido para tomar más medidas. Y si este suceso supone un nuevo peligro para las personas y el medio ambiente o si tal vez el peligro ha pasado con esta oleada. Por lo tanto, hay que poner toda los medios para trabajar intensamente ahora y llegar rápidamente a las respuestas, que desgraciadamente aún no tenemos."
La ministra alemana de Medio Ambiente ha exigido a su homóloga polaca tras una reunión de urgencia una investigación transparente y completa sobre la causa de este exterminio que ya se ha cobrado la vida de toneladas de peces.
Las primeras hipótesis apuntan a vertidos tóxicos, incluido mercurio, pero los análisis aún no son concluyentes. También se han detectado altos niveles de salinización en las aguas, lo que en la situación de sequía actual que sufre el río podrían haber precipitado la muerte masiva de peces.