Las protestas por la muerte de Masha Amini continúan extendiéndose a lo largo de todo el país.
Las protestas en Irán por la muerte de Masha Amini están lejos de difuminarse. Este domingo ha muerto en la ciudad de Urmia un miembro de la Basji, paramilitares voluntarios afines al régimen, que llevaba en coma desde el jueves. El sábado por la noche, otro miliciano fallecía en Teherán a manos de los manifestantes.
Según la televisión persa, hay 41 víctimas mortales, entre policías y civiles desde el inicio de la revuelta, el 17 de septiembre.
Las concentraciones se han extendido a 46 localidades de todo el país y la violencia entre la población y las fuerzas se seguridad es una constante.
En cualquier caso, la teocracia sigue teniendo respaldo popular. Teherán ha sido escenario de una manifestación de apoyo a la obligatoriedad de llevar el hiyab, que Amini se saltó pagando por ello con su vida.
El máximo responsable de la judicatura iraní ha prometido el domingo no ser indulgente con los participantes en las concentraciones que están suponiendo un desafío al régimen de los ayatolás.