Por Kiyoshi Takenaka
TOKIO, 26 oct - Estados Unidos, Japón y Corea del Sur advirtieron este miércoles que se justificaría una escala de respuesta "sin precedentes" si Corea del Norte realiza una séptima prueba de bomba nuclear.
Washington y sus aliados creen que Corea del Norte podría estar a punto de reanudar las pruebas de bombas nucleares por primera vez desde 2017.
"Acordamos que sería necesaria una escala de respuesta sin precedentes si Corea del Norte sigue adelante con una séptima prueba nuclear", dijo el viceministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Cho Hyun-dong, en una conferencia de prensa en Tokio.
Cho hizo estos comentarios junto a sus homólogos japonés y estadounidense, el viceministro de Asuntos Exteriores, Takeo Mori, y la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman.
Estados Unidos y sus aliados han ofrecido pocos detalles sobre las nuevas medidas que podrían tomar y los observadores dicen que tienen pocas opciones buenas para prevenir una nueva prueba.
Por primera vez desde que Corea del Norte comenzó a probar armas nucleares en 2006, China y Rusia vetaron este año una iniciativa liderada por Estados Unidos para imponer nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la intensificación de los simulacros militares aliados sólo ha dado lugar a más ensayos y ejercicios norcoreanos.
"Instamos (a Corea del Norte) a abstenerse de más provocaciones", dijo Sherman, calificándolas de "imprudentes y profundamente desestabilizadoras para la región".
"Cualquier cosa que ocurra aquí, como un ensayo nuclear norcoreano, (...) tiene implicaciones para la seguridad de todo el mundo", dijo, enviando un mensaje implícito a China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Esperamos de hecho que todos los miembros del Consejo de Seguridad comprendan que cualquier uso de un arma nuclear cambiará el mundo de forma increíble".
Preguntado por los comentarios de Tokio, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, pidió a todos los países que reconocieran "las causas profundas del prolongado estancamiento" y tomaran medidas para mejorar la confianza mutua y abordar las preocupaciones de todas las partes de forma equilibrada.
Corea del Norte ha realizado pruebas de armamento a un ritmo sin precedentes este año, disparando más de dos docenas de misiles balísticos, incluido uno que sobrevoló Japón.
Enfadado por las actividades militares de Corea del Sur, Pionyang disparó la semana pasada cientos de proyectiles de artillería frente a sus costas, en lo que calificó de grave advertencia a su vecino del sur.
En septiembre, el USS Ronald Reagan, junto a buques que lo acompañaron, realizaron ejercicios militares conjuntos con las fuerzas surcoreanas en respuesta a una prueba de misiles balísticos de Corea del Norte, en lo que fue su primer entrenamiento militar conjunto con un portaaviones estadounidense desde 2017.
En respuesta, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón se han comprometido a profundizar la cooperación, dijo Mori.
"Acordamos fortalecer aún más la capacidad de disuasión y respuesta de la alianza entre Japón y Estados Unidos y la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur y promover una mayor cooperación en materia de seguridad entre los tres países", dijo Mori.
En cuanto a las crecientes tensiones entre China y Taiwán, Sherman reiteró la postura de Estados Unidos de que no apoya la independencia de Taiwán, pero que ello no le impide trabajar con Japón y Corea del Sur para ayudar a Taiwán a protegerse.
"Estados Unidos ha repetido públicamente que no apoyamos la independencia de Taiwán, pero queremos asegurarnos de que haya paz, por lo que haremos todo lo posible para apoyar a Taiwán y trabajar con Japón y con la República de Corea para garantizar que Taiwán pueda defenderse", dijo Sherman.
En una reunión del Partido Comunista celebrada este mes, el presidente chino, Xi Jinping, pidió que se aceleraran los planes de Pekín para construir un ejército de categoría mundial y dijo que su país nunca renunciaría al derecho a usar la fuerza para resolver la cuestión de Taiwán.
China reclama que Taiwán, gobernado democráticamente, es su propio territorio, mientras que el Gobierno de Taiwán se opone firmemente a las reclamaciones de soberanía de China y dice que sólo los 23 millones de habitantes de la isla pueden decidir su futuro.