Las corridas de toros en Francia estuvieron prohibidas durante parte del siglo XIX aunque se reintrodujeron gracias a la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.
Taurinos y antitaurinos en las calles de varias ciudades francesas, a falta de cinco días para que la Asamblea Nacional francesa debata una proposición de ley para prohibir las corridas de toros. Los activistas antitaurinos apoyan la abolición ante el sufrimiento y el maltrato que en su opinión, sufren tanto los toros como los caballos.
Promovida por un diputado de izquierdas de la Francia Insumisa, Aymeric Caron, la proposición fue rechazada en comisión por el partido del Gobierno.
Una circunstancia criticada por algunos de los antitaurinos que protestaban en las calles de Niza.
"No hay nada que justifique la corrida, si me lo permite, lo que es particularmente indignante es que la mayoría de los franceses están en contra y desgraciadamente los diputados no nos apoyan", comentaba una mujer.
La visión en las tres regiones francesas en las que se celebran tradicionalmente las corridas, como son Nueva Aquitania, Occitania y Provenza, es absolutamente opuesta.
No sólo piden el respeto de una tradición arraigada, sino además recuerdan los puestos de trabajo que genera el sector en estas zonas del país.
"Nosotros queremos vivir a nuestra manera, nuestra cultura, y no entendemos en absoluto cómo nuestra manera de vivir va a ser dictada por gente que no conoce nuestra cultura", decía un manifestante en Auch (Occitania).
Las corridas de toros en Francia estuvieron prohibidas durante parte del siglo XIX aunque se reintrodujeron gracias a la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.