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"Esos aplausos suenan muy huecos ahora": Enfermeros y médicos europeos agotados y decepcionados

Sanitarios de Francia, España, Italia, Reino Unido y Alemania hablaron con Euronews sobre sus condiciones de trabajo.
Sanitarios de Francia, España, Italia, Reino Unido y Alemania hablaron con Euronews sobre sus condiciones de trabajo. Derechos de autor Euronews
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Por Marta Rodriguez Martinez
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Euronews entrevista a profesionales de la sanidad en diferentes países europeos y todos coinciden: desde la pandemia sus condiciones de trabajo no han hecho más que empeorar.

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Euronews entrevista a varios profesionales de la sanidad pública en diferentes países europeos y todos coinciden: desde la pandemia sus condiciones de trabajo no han hecho más que empeorar.

Si algo unió a todos los europeos durante el confinamiento fue la cita diaria a las 8 de la tarde para aplaudir al personal sanitario. Unos aplausos que se escucharon por primera vez en España el 14 de marzo de 2020, el primer día de encierro en el país, y que rápidamente se expandieron por el resto del continente.

Era un gesto de agradecimiento, una forma de transmitir coraje y el único momento de socialización para muchos. En unos días sin precedentes, salir al balcón, asomarse a una ventana y aplaudir en comunión se convirtió en la rutina a la que aferrarse.

"Fue tan inaudito, fue tan asombroso ese pequeño momento en el que la gente estaba esperando en su balcón", recuerda Brigitte Lecointre, enfermera a domicilio en Niza, al sur de Francia. "Fue reconfortante".

"Me sigue emocionando el recordar esa situación", reconoce Alfredo Rizo, enfermero de urgencias en la Comunidad de Madrid, España. "Sentías el apoyo y el calor de la ciudadanía, reconociendo de alguna manera el riesgo en el que estábamos trabajando en ese momento".

Más de dos años más tarde, ya no hay aplausos, pero sí un compartido malestar en el seno del personal sanitario europeo. Consideran que no solo no han visto recompensado su trabajo en primera línea durante la pandemia, sino que sus condiciones de trabajo se han aún deteriorado.

"Esos aplausos suenan muy huecos ahora porque no han ido seguidos de acción", señala Howard Catton, CEO del Consejo Internacional de Enfermería (ICN, por sus siglas en inglés). 

"Todos en el personal sanitario están diciendo que es sencillamente inaceptable".

En primera línea frente a la pandemia

En los hospitales y centros de salud, durante los peores momentos de la pandemia, todas las jornadas de trabajo eran largas para los médicos y enfermeros que se enfrentaban a un virus hasta entonces desconocido, con escasez de equipos de protección, exponiendose a sí mismos y a sus familias al contagio.

Christophe Purdhomme, médico de urgencias en París, define la tónica de esos días como "una desorganización total del sistema sanitario y una presión muy fuerte sobre el personal".

"Tuvimos que utilizar bolsas de basura, máscaras que nos traían personas que las fabricaban ellas mismas o que las empresas industriales tenían en stock".

"Hubo una especie de selección de las personas que podían sobrevivir porque faltaban respiradores, faltaban toda una serie de recursos", indica Walter De Caro, de la Asociación de Enfermía de Italia. "Esto, por supuesto, provocó el agotamiento emocional de muchos colegas".

De Caro señala cómo todo esto hizo mella en la salud mental de los trabajadores, hasta el extremo en algunos casos. "Italia es uno de los pocos países que tuvo durante la COVID-19 el suicidio de siete personas, siete enfermeras y enfermeros". 

Se quitaron la vida precisamente por el miedo de transmitir la enfermedad, añade.

AP Photo/Emilio Morenatti, File
En esta foto de archivo del 18 de noviembre de 2020, la enfermera Marta Fernández sostiene la mano de una de sus pacientes, María Teresa Argullos, de 94 años.AP Photo/Emilio Morenatti, File

"La pandemia tuvo un enorme impacto en las enfermeras y el personal sanitario, tanto en su salud física como en su salud mental", señala Howard Catton. 

"Vimos altos niveles de infección. No cabe duda de que algunos trabajadores sanitarios murieron por contraer el coronavirus. Pero también vimos esta enorme presión psicológica y de salud mental, personas que iban desde la ansiedad y el agotamiento hasta personas que sufrían síntomas de estrés postraumático". 

La OMS calcula que entre 80.000 y 180.000 trabajadores sanitarios y asistenciales podrían haber muerto por COVID-19 en el periodo comprendido entre enero de 2020 y mayo de 2021.

"Pensamos que después de haber vivido una pandemia como la que nos ha afectado a nivel mundial, el ámbito sanitario tendría que de alguna manera evaluar y ver cuáles son las deficiencias que hay", lamenta Alfredo Rizo. 

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"Pero esto no lo estamos viendo así, al revés, se están recrudecido mucho las condiciones en las que se está trabajando ahora".

De los aplausos a las protestas

Varios cientos de miles de manifestantes se concentraron el pasado 13 de noviembre en Madrid para defender el sistema sanitario público de la región de la capital de España  y en contra de una propuesta de reforma del sector.

La manifestación siguió a una huelga de 5.000 médicos, entre ellos pediatras, que protestaban por su "excesiva carga de trabajo", las "interminables agendas" y el "insuficiente tiempo dedicado a sus pacientes".

"He visto una resistencia, una renuncia de los políticos a invertir realmente en los enfermeros y los trabajadores de la salud", lamenta Catton. "Parece que argumentan que la economía es mala para todos. Los tipos de interés están subiendo. Hay guerra en Europa. Y los enfermeros no son un caso especial". 

Alfredo Rizo fue uno de los afectados por la reorganización en Madrid y relata el caos que vivió durante una de sus guardias: "es muy, muy estresante el tener que estar esperando a cualquier paciente que pueda entrar al servicio de urgencias sin el apoyo necesario del personal del médico".

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AP Photo/Manu Fernandez
Varias personas se reúnen durante una protesta en apoyo de la sanidad pública en la plaza de Cibeles, en el centro de Madrid, España, el domingo 13 de noviembre de 2022.AP Photo/Manu Fernandez

De Caro comparte un relato también angustioso de las urgencias hospitalarias en Italia:  "hay un gran colapso porque no hay camas para ingresar a los pacientes y en los últimos días ha habido numerosos casos de violencia contra enfermeras y enfermeros".

"El gran problema que tenemos en Francia es un número muy insuficiente de camas de cuidados intensivos", coincide Prudhomme. "Hay que saber que el número anual de camas de cuidados intensivos apenas ha evolucionado en los últimos años, mientras que la población ha aumentado, ha envejecido".

Lina Gürtler, enfermera en Alemania, siente impotencia en su día a día: "lo peor es reconocer que no hago mi trabajo como me gustaría hacerlo". 

"También tenemos algunos compañeros que han dejado el trabajo ahora. Y, por supuesto, seguimos teniendo muchos pacientes. Seguimos teniendo las enfermedades habituales. No han cambiado. Yo diría que la carga de trabajo es cada vez mayor". 

En las últimas semanas, varios países europeos se enfrentan a una inédita "triple epidemia": la circulación simultánea de COVID, bronquiolitis y gripe.

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Prudhomme también habla de "un fenómeno de dimisiones masivas de personal" en Francia.

Mientras que en Italia faltan 70.000 enfermeros, añade De Caro. "El contrato laboral se renovó recientemente, pero el salario de los enfermeros italianos sigue siendo de los más bajos de Europa".

Con las actuales condiciones de trabajo y el bagaje de la pandemia, la vocación no es suficiente.

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