La economía israelí calcula los costos de un gabinete con tinte religioso

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La economía israelí calcula los costos de un gabinete con tinte religioso Derechos de autor Thomson Reuters 2023
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Por Maayan Lubell y Steven Scheer

JERUSALÉN, 3 ene - La nueva coalición nacionalista-religiosa del primer ministro Benjamin Netanyahu puede acarrear fuertes costos para la economía, porque prometió proteger unas prestaciones cada vez más caras para las familias ultraortodoxas, que permiten a muchas de ellas evitar el trabajo.

Analistas dicen que el mayor gasto adicional, si Netanyahu mantiene sus promesas, hará más dura la batalla contra la inflación en un escenario de desaceleración económica mundial.

Además, se corre el riesgo de que se afiance aún más el sistema tradicional de escolarización en la comunidad ultraortodoxa, en rápida expansión, que limita el estudio de habilidades prácticas, ya que los hombres se centran en las escrituras y viven de los subsidios en lugar de buscar trabajo.

Netanyahu, el primer ministro más longevo de Israel, volvió al poder el jueves, tras 18 meses en la oposición, después de que su partido, el Likud, cerró acuerdos con el partido Shas y el Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), que representan a la comunidad ultraortodoxa o jaredim.

Según Gilad Malach, director del Programa Ultraortodoxo del Instituto Israelí para la Democracia (IDI), los acuerdos incluyen la supresión de los incentivos económicos destinados a aumentar la tasa de empleo de los jaredíes.

La comunidad ultraortodoxa constituye el 13% de la población israelí, pero con un promedio de 6,5 hijos por familia, puede llegar a ser un tercio en 2065, según las proyecciones oficiales.

Sólo la mitad de los hombres ultraortodoxos tiene un trabajo, frente al 80% de las mujeres ultraortodoxas, según datos oficiales.

Aunque cada vez son más los hombres ultraortodoxos que buscan trabajo, las promesas de cupones de alimentos, ayudas a la vivienda y un aumento de los estipendios para los estudiantes de seminarios religiosos podrían invertir la tendencia, según Malach.

El Banco Central y los economistas llevan mucho tiempo diciendo que la economía se resentirá si no hay más hombres ultraortodoxos trabajando para ganarse la vida.

"Un menor número de personas va a tener que soportar la carga fiscal", dijo a Reuters Andrew Abir, vicegobernador del banco central de Israel. "Y eso será más difícil dentro de 10-15 años".

Las prestaciones pueden facilitar que muchos varones jaredíes no trabajen, pero su educación centrada en las escrituras puede causarles dificultades incluso si deciden buscar un empleo.

Algunos chicos de las escuelas jaredíes no estudian matemáticas, inglés, ciencias o tecnología. Miembros de la comunidad dicen que las lagunas educativas pueden colmarse más adelante.

"No podemos ceder ante un grupo que no enseña a sus hijos lo que necesitan para vivir en una sociedad moderna y trabajar en una economía moderna", afirma el economista Dan Ben-David, de la Institución Shoresh de Investigación Socioeconómica.

Los miembros de la comunidad jaredim afirman que sus estudios se centran en las escrituras para salvaguardar tradiciones milenarias y acusan a sus detractores de alarmismo sobre las repercusiones económicas.

PROFECÍAS ECONÓMICAS

"Todas estas profecías sobre el colapso de la economía de Israel son falsas", dijo a la prensa Yaakov Asher, legislador del socio de coalición Judaísmo Unido de la Torá. "Dennos 100 días de gracia y dejen de asustar a la opinión pública".

Los jaredim son una comunidad muy unida que considera sacrosanto el estudio de la Torá, o leyes y escrituras judías, y afirma que ha sostenido al pueblo judío a lo largo de su historia.

"Nuestro pueblo pasó por el Holocausto, las catástrofes, la Inquisición, las cruzadas y finalmente regresó a su tierra; eso se debe a que siempre mantuvimos el estudio de la Torá", declaró Moshe Gafni, de UTJ, en una conferencia municipal el mes pasado

Los acuerdos de la coalición también incluyen medidas para fomentar el empleo, como la discriminación positiva para miembros de la comunidad ultraortodoxa en el sector público.

Sin embargo, prometió más dinero para las escuelas ultraortodoxas y mayor autonomía sobre sus planes de estudios, al tiempo que eliminaba las medidas del Gobierno anterior para recortar los presupuestos de las escuelas que no imparten asignaturas básicas y aumentar los fondos de las que sí lo hacen.

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