En bolsas negras para cadáveres, sirios en Turquía emprenden el último viaje a casa

TURQUIA-TERREMOTO-SIRIA-FALLECIDOS:En bolsas negras para cadáveres, sirios en Turquía emprenden el último viaje a casa
TURQUIA-TERREMOTO-SIRIA-FALLECIDOS:En bolsas negras para cadáveres, sirios en Turquía emprenden el último viaje a casa Derechos de autor Thomson Reuters 2023
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Por Maya Gebeily

CILVEGOZU, 8 feb - Llegaron a la frontera en taxis, furgonetas destartaladas y apilados sobre camiones: los cadáveres de refugiados sirios fallecidos tras el terremoto en Turquía dentro bolsas negras, para ser trasladados a sus lugares de descanso final en su patria devastada por la guerra.

Familiares se aferraban a los documentos expedidos por las autoridades locales que permitirían a los muertos —pero no a sus parientes vivos— entrar en la provincia de Alepo a través del paso fronterizo turco de Cilvegozu, cerrado al tráfico regular desde que comenzó el conflicto en Siria hace 12 años.

Al otro lado de la frontera, sus familiares los recogen para enterrarlos.

Hussein Ghandoura se agachó en el interior de un camión y acercó su mejilla a una de las cinco bolsas negras. Dentro, el cuerpo de su hijo Mohammad, de 16 años.

"Acabo de despedirme de él antes de su viaje final", dijo Ghandoura a Reuters el miércoles.

Más de 8.500 personas murieron en Turquía como consecuencia de los terremotos de magnitud récord que sacudieron el país el lunes. Entre las víctimas hay sirios que desde 2011 huyen del conflicto que asola a su país. Los temblores mataron a otros 2.500 en Siria.

La frontera entre ambos países vecinos permanece cerrada a la mayor parte del tráfico y, de momento, a las operaciones de ayuda. Sin embargo, las autoridades turcas permitieron el paso de cadáveres certificados por hospitales turcos al norte de Siria, gran parte del cual está en manos de fuerzas rebeldes opuestas al Gobierno de Damasco.

Un hombre retuvo a dos mujeres que lloraban mientras intentaban permanecer cerca de uno de los camiones llenos de cadáveres.

"Dejemos que primero se vayan los muertos, quizá algún día puedan irse los vivos", les dijo.

Ossama Abdulrazzaq, sirio, alto y con los ojos empañados por las lágrimas, comprobaba los papeles del cadáver de su hermana.

"Está embarazada en su último mes. Tenía que dar a luz dentro de dos días. Se supone que está de parto", dijo Abdulrazzaq.

TRAGEDIA FAMILIAR

Muchas familias sirias viven en la ciudad de Antioquía y en Kirikhan, una pequeña localidad turca a unos 50 kilómetros de la frontera.

En Kirikhan, los equipos de rescate turcos con grúas retiraban el miércoles los escombros de las casas, ayudados por sirios con guantes de trabajo que buscaban a sus propios familiares.

Un cuerpo tras otro, Salah al-Naasan, de 55 años, encontró a su familia.

Con fotografías familiares arrugadas, el sirio lloraba en la acera mientras los equipos de rescate traían a su nuera, también embarazada, y a sus dos nietos. Su hijo seguía desaparecido.

Naasan, gritando de dolor, suplicó a los rescatistas que comprobaran si el feto había sobrevivido. Había pocos médicos a la vista.

Un rescatista retiró las mantas que cubrían a uno de los niños pequeños, mostrando una mano sin vida con un moretón y la cara pálida cubierta de tierra.

Zaher Kharbotly, un hombre corpulento de 43 años de la provincia siria de Idlib, aún tenía esperanzas.

Estaba frente al apartamento donde vivían sus dos hermanas y sus hijos en la planta baja. Contaba una y otra vez los pisos que se habían derrumbado unos sobre otros.

"Huimos a Turquía bajo las bombas para proteger a nuestros hijos. Ahora míranos. Sólo huimos de muerte en muerte", dijo.

Kharbotly dijo que si se confirmaban sus peores temores, también enterraría a la familia en Siria.

"Nuestra tierra nos echó, pero cuando perezcamos, nos aceptará".

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